Desde hace unas semanas una calle de la ciudad de Toulouse, en Francia, instaló un nuevo sistema de iluminación pública sensible al calor de los peatones, con el objetivo de ahorrar energía y hacer frente a la contaminación lumínica.
Los postes de luz de la calle Camille Soula, paso peatonal de unos 500 metros de longitud, cuentan con un sensor de calor y al detectar a una persona que camina en el área envían una señal a las lámparas que trabajan normalmente a una baja potencia para que ésta sea aumentada y brinde mayor iluminación, y 10 segundos después vuelven a reducir la intensidad.
Por el momento el objetivo es reducir en 50% el consumo de energía, y si el plan arroja los resultados esperados se pretende instalar en toda la ciudad. Toulouse es la cuarta más grande de Francia con una población cercana a las 450.000 personas y consume 48 millones de euros anuales en alumbrado público
Según la Agencia Francesa para el Medioambiente y el Control de la Energía (ADEME), la iluminación pública representa en Francia el 48% del presupuesto para la electricidad de las ciudades.
Alexandre Marciel, encargado de la iluminación pública de la localidad, señaló durante la inauguración en octubre de 2009 que se trata de un prototipo, nada de esto está instalado en ninguna parte del mundo. “Este tipo de productos, basados en la combinación de la tecnología LED y la del radar, aún no están comercializados. Queremos reducir a la mitad esta cantidad hasta 2020”, indica.
Otras medidas implementadas es la sustitución de 15.000 lámparas fluorescentes (a vapor de mercurio) por otras de sodio de alta presión, cuyo consumo es mucho menor. Cada año se dedica un presupuesto de 1,2 millones de euros para la renovación del parque eléctrico de la ciudad. Asimismo, las autoridades municipales trabajan en proyectos combinando la electricidad solar y eólica para la creación de nuevo equipamiento energéticamente autónomo.