La bioluminiscencia es una reacción química por la cual ciertos organismos vivos son capaces de producir luz, esto a través de una oxidación de la sustancia luciferina, que a su vez es catalizada por el enzima lucifereza. En el mar, por ejemplo, existen bacterias que brillan con el movimiento del agua que los oxigena, así (poéticamente hablando) es posible apreciar un mar de estrellas.
Actualmente, la bioluminiscencia es tema de investigación, la comunidad científica considera este fenómeno como una opción de biotecnología que contribuiría a la mejora de la vida humana, sobre todo en cuanto a ahorro energético se refiere. En el diseño, sin embargo, ya se han realizado algunos modelos que incluyen la luminiscencia de organismos vivos, en específico de bacterias raspadas de la piel de pulpo.
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La diseñadora holandesa Teresa van Dongen construyó la lámpara Ambio, que brilla gracias a las bacterias bioluminiscentes que contiene. A pesar del diseño sencillo: una balanza con un peso de cada lado que sostiene un tubo que contiene agua de mar artificial y a las bacterias, y donde, al mover uno de los pesos, la lámpara entera se mece, la solución de agua se oxigena y la lámpara enciende; destaca la “búsqueda de nuevas formas de luz y energía», como comenta la diseñadora.
“Ambio es una visualización de dónde estoy parada en esta búsqueda. Quiero insinuar la manera de usar la naturaleza como una fuente de energía en la vida diaria», señala van Dongen. El único detalle de la luminaria es que sólo dura tres días, al tener organismos vivos, también adquiere la característica de ser perecedero. Teresa van Dongen está trabajando para que las bacterias permanezcan con vida mayor tiempo, asimismo, la manera de poder ser remplazados. De ser así, Ambio sería una lámpara que requeriría de cuidados similares a las de una planta, por ejemplo.