En algunos sitios web se ha mencionado recientemente el interés de Imma Mayol, concejala de Barcelona, por optimizar la iluminación general de la ciudad, la cual es criticada por un sector de la población y defendida por las mismas autoridades gubernamentales. «Queremos una Barcelona correctamente iluminada pero no una ciudad escaparate», argumentó la regidora, quien presentó el plan de mejora del alumbrado de la Ciudad Condal, para lo cual dispondrá de 62 millones de euros.
La funcionaria de la capital catalana informó como parte de su programa que en términos generales las calles barcelonesas se sitúan entre los 20 y 30 luxes (unidad de medida de la iluminación), llegando a 40 en muchas vías comerciales, mientras que las recomendaciones internacionales refieren entre 5 y 30 luxes para garantizar visibilidad y seguridad. Mayol insistió en que iluminar mejor no significará poner más luces, sino optimizarlas. «El debate no ha de ser si más o menos luz -complementó-, sino la que haga falta pero bien direccionada y con el mínimo consumo energético».
La información que Iluminet ha consultado señala que actualmente Barcelona cuenta con 111.219 farolas o soportes, con 128.771 luminarias (receptáculos de bombillas) y con 143.239 lámparas o bombillas, aunque estas se elevan a 156.541 contando las instaladas en túneles o al pie de monumentos y piezas artísticas. Cuando acabe el mandato, esta última cifra rondará las 160.000, es decir, los puntos de luz aumentarán muy ligeramente, y será en la calidad de las lámparas —renovadas— donde se apreciará el cambio.
El plan de modernización de Mayol contempla renovar instalaciones sustituyendo 6.600 puntos de luz (incluido soporte, lámparas y líneas de alimentación) en un total de 183 calles, con una inversión de 49.600.000 euros. A ello deberán sumarse 12 millones más para sustituir 19.300 lámparas de las 23.000 ya existentes y la instalación de 3.700 soportes nuevos, cuyo objetivo es «acabar con luces que iluminan el cielo o el interior de las viviendas, consideradas contaminantes, y primar las que mejoran la visibilidad en la vía pública», sentenció la funcionaria.
El ayuntamiento también gastará 173.000 euros para establecer criterios homogéneos para los parques públicos, con el objetivo de eliminar la luz (o reducirla) en instalaciones que estén cerradas de noche, adaptándola a sus horarios, e iluminando zonas de paso de algunos parques que resultan oscuros. La ciudad inició hace años la sustitución de la iluminación de vapor de mercurio (luz blanca) por la de vapor de sodio (luz amarilla), y seguirá en ese camino.
Asimismo, Imma Mayol, quinta teniente de alcalde del Consistorio y responsable de Medio Ambiente, propone en su plan iluminar algunos edificios emblemáticos, sin especificar cuáles, así como ampliar los horarios de iluminación ornamental, que ahora son de viernes a domingo de 18.30 a 23.00 en invierno, y de 21.00 a 24.00 horas en verano, salvo casos muy puntuales. Su idea es que se iluminen a diario, ya que la ciudad no solo vive de cara al fin de semana.
Por lo pronto se abrirá un debate en Barcelona entre arquitectos, vecinos, hoteleros, comerciantes y otros implicados para lograr un consenso en cuanto al modelo de luz a impulsar en monumentos y edificios, tanto privados como públicos, que sean referentes de la ciudad.
Finalmente, como parte de la presentación de Mayol, se informó que España está mucho más iluminada que el resto de Europa; Barcelona, comparativamente con otras ciudades del continente en potencia por punto de luz, se encuentra arriba de Praga, Venecia, París y Berlín (al que casi dobla).