Leer en un espacio lleno de luz natural, de silencio y vegetación se puede hacer, sin necesidad de estar al aire libre, en la Biblioteca Nicanor Parra, de la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile. El proyecto buscaba ampliar su infraestructura adaptando inmuebles existentes para que sean sustentables.
El arquitecto Mathias Klotz fue el encargado de esta operación: «Me contrataron como asesor y proyectista de tres obras: el Edificio de Uso Múltiple, la Facultad de Medicina y la Facultad de Economía y Empresas. Lo más complejo de este crecimiento es que debía realizarse en un plazo de dos años, en terrenos ya edificados, que tenían edificios de interés histórico. El objetivo fue que la suma de las partes diera a la Universidad una identidad ligada a una arquitectura responsable, consciente de su entorno, contemporánea y sustentable, que preservara los edificios de interés histórico de la zona”, explica Klotz.
Más luz natural, mejor lectura
El edificio, de 15 mil m2, cuenta con 10 pisos y es casi completamente transparente. Tiene 556 estaciones de trabajo iluminadas con luz natural; una galería pública de exposiciones, sala de cine y auditorio.
El uso eficiente de la iluminación natural es fundamental en cualquier edificio y más en una biblioteca. Utilizar esta luz mejora la calidad de vida de los usuarios del inmueble, pues permite un menor esfuerzo en la lectura, al disminuir la tensión ocular; una mayor concentración en el trabajo y posibilita la vida de plantas en el interior.
Para un estudiante, el diseño de la biblioteca Nicanor Parra le ayudaría a ahorrar tiempo: si la vista se cansa menos, más se lee; si se lee en condiciones adecuadas y cómodas, la comprensión lectora es mayor.
Además, se considera que la luz natural puede ayudar a aumentar la productividad porque funciona como un antidepresivo, aporta sensación de bienestar y reduce la irritabilidad.
El aprovechamiento de la luz natural reduce de forma considerable el gasto en consumo eléctrico, pues no se necesita utilizar la iluminación artificial durante el día. Esto representa un ahorro económico y energético.
Biblioteca Verde
La fachada de la biblioteca se conforma por una capa de vidrio recubierta por una capa vegetal. Esto conserva la temperatura interior, evitando el frío del invierno y el calor del verano, y se riega con el agua reciclada del lavamanos.
El techo verde, con vista panorámica de la ciudad, está conformado por especies de plantas autóctonas y funciona como un aislante térmico: reduce el consumo de calefacción en invierno y de aire acondicionado en los meses más calurosos.
Además de contribuir a la aislación térmica interna, regula la temperatura de todos los edificios del entorno y reduce el efecto isla de calor (posee 32% de techo verde y 10% de techo blanco) para minimizar el impacto en el microclima y el hábitat humano. Esta mejora del comportamiento térmico del edificio permite desminuir «el efecto invernadero, en la medida en que no refleja los rayos UV», señala Mathias.
El inmueble cuenta con otras innovaciones: una tira de balcones como maceteros suspendidos desde la fachada, lo que permite romper con la horizontalidad del conjunto y en un futuro próximo funcionará como un jardín vertical para reforzar el concepto verde que busca el proyecto.
Biblioteca y Parra: conjuntar lo callejero y lo académico
No es gratuito que la biblioteca lleve el nombre del escritor chileno Nicanor Parra. En la galería de acceso público se exhibe Quebrantahuesos, una serie de collages con recortes diarios que Parra pegaba en vitrinas del centro de Santiago. Se publicaron por primera vez en 1952 y son el precedente del arte conceptual chileno.
Así, emulando la obra de Parra, que mezcla lo callejero y lo académico, la biblioteca aglutinará los diferentes soportes donde hoy se archiva el saber: 180 mil textos, colecciones históricas, cinematográficas, fotografía y documentales.
Y por el lado de la cuestión pública, el edificio promueve la continuidad del tránsito peatonal por el interior de la manzana, ya que establece una suerte de segunda trama de circulación, paralela a la de las calles, colapsada por el movimiento de los actuales 100 mil estudiantes que se desplazan diariamente por el barrio. “Es una zona muy densa, se complicaba encontrar una manzana entera. Por eso la universidad optó por sumar sitios de un lado y otro de la manzana y establecer corredores», asume Klotz.
El área está altamente densificada, ubicada en la intersección de las dos líneas de metro más importantes. Por tratarse de una zona con ese nivel de densidad, tanto este edificio como el anterior se esfuerzan en llevar luz natural y aire fresco a la totalidad de sus instalaciones.
La Biblioteca Nicanor Parra destaca como un lugar de encuentro cultural del barrio universitario y se ubica en un edificio sustentable que ya ha sido merecedor de dos premios internacionales: el Holcim en la Categoría Acknowledgement en Latinoamérica, y el Green Good Design 2010; además de estar postulado a obtener la certificación LEED Gold, el reconocimiento internacional más importante en materia de edificios verdes.

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-15,000 m2 sustentables.
-10 pisos.
-5 pisos de biblioteca.
-80% de la biblioteca con estantería abierta.
-556 estaciones de trabajo con iluminación natural.
-Sala audiovisual.
-50 estacionamientos subterráneos para bicicletas.
-200 estacionamientos subterráneos para autos.
-Casino de 550 m2.
-Más de 700 m2 en nuevos espacios para clases (entre salas y auditorium).
-Cafetería pública de 170 m2.
-Librería.
-Auditorio para 280 personas, aproximadamente.
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