El 1º de octubre de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó el reglamento final para la fase piloto del sistema de comercio de emisiones, a ponerse en marcha el 1º de enero de 2020, y que forma parte del llamado mercado de carbono, el cual sentará las bases de lo qué sucederá con los llamados “bonos de carbono” en México.
En primera instancia vale la pena mencionar que el sistema de bonos de carbono es una de las medidas internacionales para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente causantes del calentamiento global o efecto invernadero. Se venden a empresas privadas y entidades gubernamentales a fin de que reduzcan sus emisiones de carbono generada por sus procesos y promuevan proyectos que contribuyan a la mejora de la calidad ambiental.
Se llama huella de carbono a la contribución que cada individuo, empresa u organización tiene con respecto al cambio climático. Se trata de emisiones producidas por acciones diarias, como el uso de transportes y/o de energía eléctrica. En México, de acuerdo al Inventario de Emisiones del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc), una persona emite 7 toneladas de dióxido de carbono anuales.
Algunos de los gases que componen las principales emisiones que producen efecto invernadero en el planeta son dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), los óxidos nitrosos (N2O), hidrofluorocarbonos (HFCs), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6), entre otros. Las industrias que generan más emisiones son las del sector eléctrico, las dedicadas a la refinación de hidrocarburos, las cementeras, acereras, papeleras y las del sector petroquímico.
Con la compra de un bono de carbono se impulsan proyectos de captura de carbono certificados bajo algún estándar, por ejemplo, actividades en campo como reforestación y manejo forestal sustentable. Para tenerlo más claro pensemos los árboles absorben CO2, y transforman el carbono (C) en madera y el oxígeno (O2) lo devuelven a la atmósfera.
El plan piloto del sistema de comercio de emisiones durará tres años, a partir del 1 de enero de 2020 hasta el 31 de diciembre de 2022, y ayudará a probar su diseño. Participarán únicamente las instalaciones cuyas emisiones anuales sean iguales o mayores a 100 mil toneladas directas de dióxido de carbono.
La Semarnat tiene en sus manos el Registro Nacional de Emisiones, en el cual están todas las empresas que emiten más de 25,000 toneladas de dióxido de carbono por año.
En la actualidad, 55 países del mundo tienen un mercado de carbono, ya sea a nivel nacional, regional o estatal. Entre ellos se encuentran varios socios y competidores comerciales de México, entre ellos China y Unión Europea, los más importantes a nivel global.
Como medida global para reducir contaminantes se suscribió en 2015 el Acuerdo de París, del que México forma parte y que fue ratificado ante el Senado de la República en septiembre 2016. En este, los países firmantes se comprometen a “descarbonizar” sus economías y a mantener el aumento en la temperatura global muy por debajo de 2°C, e idealmente debajo de 1.5°C. Para ello cada país presentó contribuciones nacionalmente determinadas (NDC) para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
De acuerdo a ello, México está comprometido a reducir un 22% de sus emisiones gases de efecto invernadero con respecto a una línea base, para el año 2030, aumentando a un 36% esta reducción condicionada al apoyo y financiamiento internacional. Estas metas fueron incluidas en la reforma a la Ley General de Cambio Climático del 13 de julio de 2018.