Capturar la luz para no contaminar, parte 2: ¿Qué significa potencialmente contaminante?

En este capítulo, CAPTURA [Light] explica con detenimiento qué hay detrás de la contaminación lumínica debido a proyectos de iluminación exterior.

Equipo CAPTURA [light]: Susana Malón, Alfred Sá, Marc Ballbé, Xavier Majoral.

En el capítulo anterior, Alfred Sá y Susana Malón llegaron a la conclusión compartida de que la luz es potencialmente contaminante, y para lograr que contamine lo mínimo, se deben de tomar muchas precauciones al proyectar. De no hacerlo, se puede estar absolutamente seguro de que un porcentaje del «flujo útil» del proyector se convierte en inútil y se está lanzando al lugar equivocado.

Por poner un ejemplo, se puede imaginar un coche deportivo de 500 CV o de 1000 CV, que estando estacionado es totalmente inofensivo pero es potencialmente peligroso. En manos inexpertas, es fácil que el deportivo acabe en una zanja, pues es demasiada la potencia a controlar. Pasa igual con un proyector de 1000w, o de 500 o de 50w.

Apagado seguro que no contamina, el problema es cuando encendemos la luz. ¿Podemos controlar todo ese flujo luminoso? ¿Dónde lo enviamos realmente? ¿Es adecuada la fotometría? En una instalación interior, la luz puede rebotar en diversas superficies, cada vez con menor intensidad, iluminando todo el espacio. En un exterior, todo el flujo que no encuentra la superficie que es objeto de la iluminación, irá a parar a otras superficies donde puede deslumbrar (a los conductores), molestar (luz intrusa hacia las casas) o contaminar (hacia el cielo y hacia superficies que no deben ser iluminadas).

Para conocer las necesidades reales de potencia lumínica en exteriores es necesario realizar diversos cálculos, y a veces repetirlos de forma exhaustiva hasta optimizar los resultados. Esto nadie lo hacía antes, o prácticamente nadie, pues no había lámparas intermedias a las potencias standard. Pero hoy día ya no vale actuar como hace unas décadas, como se hacía con las lámparas de descarga en los años 70-80 del siglo pasado.

Desde los años noventa se conoce ampliamente el problema de la contaminación lumínica, y desde hace más de una década se dispone de una fuente de luz diminuta, el LED, que podemos ajustar a los watts exactos que necesitamos, con capacidad de regular la potencia al porcentaje exacto, con fotometrías que se adaptan a cada necesidad, sin apenas dispersión. Además, muchos fabricantes disponen de accesorios para recortar el flujo luminoso que excede de la zona a iluminar. También tenemos softwares de cálculo lumínico muy sofisticados. Por tanto, aunque el tanteo inicial se acerque a las necesidades, siempre hay que repetir los cálculos hasta encajar el flujo emitido con el flujo necesario sobre las superficies a iluminar. Actualmente, tenemos todas las herramientas para ajustar con la máxima precisión y sin apenas errores, la cantidad de luz que queremos aplicar a cada superficie.

Elegir correctamente la fotometría, y apantallarla, porque la luz siempre inunda otros espacios de forma innecesaria.

Pero entonces: ¿Por qué seguimos bañando de luz a los vecinos del campo de fútbol? ¿Por qué deslumbramos a los conductores que pasan cerca de la cancha de tenis? ¿Por qué un gran porcentaje del flujo instalado en una glorieta o un estacionamiento se va fuera de la zona a iluminar, o se va directamente a la atmósfera?

En los últimos proyectos realizados por Alfred Sa, se destaca una obsesión por aplicar la luz correcta a cada espacio, con el convencimiento de que es mejor iluminar a pinceladas que a brochazos –valga el símil con la pintura- si no queremos sobrepasar los parámetros de iluminación deseados. Mejor ser conservadores aplicando la luz que demasiado generosos, pues la luz sobrante no hace ningún beneficio, sólo perjudica. “Pinceladas de luz, sí. Inundar todo el espacio, no. Luz, la justa”.

No obstante, no se trata solamente del “flujo lumínico” sino que, sobre todo, se trata de escoger la fotometría adecuada y la orientación idónea a la posición del proyector. Hay límites que no debemos sobrepasar para evitar que la luz se disperse hacia la atmósfera sin control. Una fotometría inadecuada es como un coche de 1000 CV con ruedas de utilitario, o como un utilitario con ruedas de camión; no puede funcionar. Usando la fotometría equivocada iluminaremos lugares que deberían permanecer oscuros o tendremos un nivel de luz excesivamente bajo en la zona a iluminar, aunque el flujo lumínico sea el correcto.

Elegir bien la fotometría y dimensionar el flujo lumínico es un primer paso en la buena dirección, pero a pesar de esto, ninguna fotometría se adecúa exactamente a la zona a iluminar, sin sobrepasar los límites de ésta. Es imposible, porque son fotometrías estándar, por tanto, deberemos ajustar todavía más la forma de la fotometría a la superficie o superficies objeto de iluminación. Y esto solo podremos hacerlo colocando unas viseras ajustables, para corregir ese exceso de luz.

Elegir correctamente la fotometría, y apantallarla, es obligatorio para no contaminar. La tercera fotometría es la más correcta.

Volviendo al ejemplo del campo de fútbol, el único consuelo es que sólo contamina de forma temporal, mientras está funcionando. Pero todos los campos de fútbol que conocemos contaminan en mayor o menor grado su entorno inmediato, y en muchos casos, molestan incluso a kilómetros de distancia.

Hacer las cosas bien significa intentar contaminar lo mínimo posible en todo momento, evitando la luz intrusa que tanto molesta a los vecinos, minimizando el deslumbramiento hacia los viales adyacentes y evitando dispersar flujo lumínico hacia el cielo. Y ¿Cómo hacemos esto? En proyectos nuevos es imprescindible proyectar añadiendo los accesorios necesarios. En instalaciones existentes, si se detecta la contaminación lumínica en cualquiera de sus formas, siempre es posible y aconsejable realizar alguna modificación al proyecto inicial, instalando viseras o aletas direccionales para cerrar el camino de la luz en las direcciones incorrectas, y/o reorientando los proyectores si la geometría de la instalación lo permite.

[box] En la próxima  entrega conoceremos a detalle los proyectos de diseño de iluminación que el equipo de CAPTURA [Light] ha realizado con base en esta propuesta para proteger los cielos oscuros. [/box]

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