A una semana de la Tarde de Luz todavía seguimos asimilando un par de ideas y resolviendo pendientes (tenemos una identificación abandonada, por cierto). Sin duda, fueron unas fechas muy agitadas pero al final bastante satisfactorias.
No estaba muy segura de cómo empezar esta crónica, así que decidí partir justo donde nos quedamos la última vez en Mextrópoli. Era 2020 y teníamos una Tarde de Luz preparándose en el horno, en aquella ocasión las charlas serían en el museo Arte Alameda y el tema giraba en torno a cómo las ciudades desarrollan una Identidad nocturna propia. En aquella ocasión la charla sería impartida por miembros mexicanos de la IALD.
Como es bien sabido (y vivido), nos cayó una pandemia que nos obligó a quedar enlatados por 2 años. Con mayor razón fue una grata noticia cuando supimos que Mextrópoli regresaba totalmente presencial para este 2022 y que Arquine nos invitaba nuevamente a participar.
Decidirnos por el tema fue sencillo, sabíamos que los cielos oscuros más allá de ser una tendencia para el diseño de iluminación, se está convirtiendo en una parte substancial en el desarrollo de proyectos exteriores y en lo personal, es un tema que valoro mucho.









Cuando por fin llegó el viernes 23 de septiembre, el equipo de Iluminet arribó al museo con varias horas de anticipación. El famoso vochol (un VW Sedán decorado con arte huichol) y las alebrijes nos dieron la bienvenida mientras cada uno de nosotros nos alistábamos para la jornada (incluyendo un grupo que partió a la ruta en el Museo Banco de México). ¿Hubo contratiempos? claro y de todos los colores, pero para no perder el estilo, solo diré que somos ingeniosos cuando se trata de resolver problemas.
Llegado el momento, Diana y yo subimos al estrado y comenzamos con la Tarde de Luz. ¿Qué es la contaminación lumínica? ¿Cómo afecta al ambiente y a la salud de los humanos?, ¿Hay manera de hacerle frente? Es muy difícil dar un comentario dado que fuimos quienes presentamos la charla… pero cuentan por ahí que sí fue interesante.












Después tuvimos la mesa de diálogo con nuestros invitados los diseñadores de iluminación Luis Lozoya y Oriana Romero y la doctora Silvia Torres quien abrió la conversación con unas palabras muy contundentes:
Generalmente la oscuridad se le asocia con valores negativos y aun a conceptos denigrantes o peyorativos […] así en nuestra lengua y en otras hay un inocultable juicio moral adverso hacia lo oscuro. Pero la oscuridad es un prodigio, además de otorgarnos el privilegio de la vida, nos permite apreciar la belleza del cielo y conocer los secretos que encierra el universo. Nos desarrollamos en el vientre materno en la oscuridad y luego soñamos inmersos en ella, todas nuestras funciones vitales obedecen a un armonioso ciclo de luz y oscuridad. La tierra gira para regalarnos cada día el majestuoso paisaje de lo oscuro. No obstante la oscuridad se encuentra en un proceso de extinción […]. Tenemos una generación de niños que no conocen el cielo, no conocen las estrellas, estamos robándoles cultura y conocimiento.
Fue un reto mantener el optimismo, hay una brecha entre mostrar la teoría y el «debería ser» en comparación a lo que sucede en realidad. Finalmente son ellos quienes se enfrentan al problema y saben los retos que implica llevar todo el paquete epistemológico a la acción para realmente lograr un cambio positivo para los cielos.
Al concluir la charla, la doctora Silvia nos dejó de tarea voltear a ver el cielo al llegar a nuestras casas. Vaya encomienda, me pregunto cuántas personas lo habrán hecho y cayeron en cuenta del problema en el que estamos. O mejor aún que al hacerlo, haya nacido en ellos la iniciativa de tomar acción desde sus respectivas capacidades.
Fue hasta el cierre oficial de la charla y al bajar del podio cuando me di cuenta que el lugar estaba totalmente ocupado. Nos dio mucha emoción vernos en el happy problem (como le dice cariñosamente Diana) de tener casa llena en ambas charlas al punto de ver que algunas personas estaban de pie y atentas, sin duda es testimonio de un genuino interés por el tema.












Fue turno de prepararnos para la ruta Luces en la ciudad con Marco Góngora y Alejandro Vargas de Santiago. En esta ocasión decidieron armar un solo grupo y también invitaron al diseñador de iluminación Miguel Ángel Calanchini para apoyar durante la ruta.
Es una experiencia muy particular el pasear por el corazón de la Ciudad de México y más de noche, el eclecticismo tan distintivo de nuestra cultura se hace presente, pues de la música en vivo pasamos por jazz callejero, electrónica, tropical, cumbias y «No me olvidaré jamás», salsa clásica de los Adolescentes Orquesta, canción que mas de uno del grupo comenzó a bailar.
Al llegar a la Alameda y sin darle importancia a unas sospechosas nubes sobre nuestras cabezas, comenzamos nuestro camino hacia el Zócalo. Pasamos por el palacio de Bellas Artes donde se dieron un momento para regresar a los conceptos básicos y preguntaron si todos sabían lo que era lux y si conocían la Carta de Taxco y el debate entorno a ella, pues a pesar de tener unos preceptos muy claros, es un documento que no ha sido actualizado en mucho tiempo.
También hablaron de la percepción de seguridad, así como la importancia de tener presente que todo proyecto debe estar contextualizado con base en el entorno social y cultural donde se planea realizar.
El tema de la importancia del mantenimiento se habló cuando pasamos por la oficina de correos y la plaza Tolsá, pues eran claros ejemplos de lo que sucede con proyectos muy bien realizados pero por falta de atención y cuidado, a mediano plazo pueden quedar en condiciones muy penosas.
[box] Si nos acompañaste durante las charlas de la Tarde de Luz y/o la Ruta Luces de la Ciudad, nos gustaría mucho que pudieras responder una breve encuesta: Encuesta Tarde de Luz [/box]




















Mientras nos acercábamos al Zócalo, comenzó una ligera lluvia, la verdad que nadie le dio mayor atención y continuamos sobre Madero, donde los vendedores ambulantes ofrecían impermeables de a 10 pesos. A la mayoría no nos importó… poco después de nuestra llegada a la explanada (cerrada ya que estaba alistándose para el concierto de Grupo Firme) comenzó más fuerte y a nuestro regreso se soltó por completo el aguacero.
Mientras corríamos de regreso a la Alameda, pude escuchar a un grupo de chicas que entre risas ansiosas decían lo arrepentidas que estaban de no haber invertido 10 pesos en un impermeable, pensé lo mismo mientras sentía el agua entrar a mis botas.
La mayoría llegamos al restaurante Cansino totalmente empapados (me enteré poco después que algunos despistados terminaron en el casino español), sin duda le dio un sello especial a este recorrido y mientras veía titiritar de frío a una de las chicas del grupo, solo pude decirle que en tres meses se reiría de esta anécdota.
Vaya Tarde de Luz hablando sobre oscuridad. Cerramos la jornada con una pizza de 4 quesos, el alma contenta y los pies mojados. No necesité 3 meses para reírme de lo sucedido, mientras escribo esto lo recuerdo con gracia y con mucha satisfacción.
Estoy segura que de esta jornada se han sembrado semillas para generar acciones benéficas para el bien de las estrellas y para nosotros que apenas somos un parpadeo frente a ellas. Ya veremos qué viene después, por lo pronto recordarles si ya hicieron la tarea que nos asignó la doctora Silvia ¿ya voltearon a ver el cielo?
Finalmente, queremos agradecer al apoyo y el compromiso de nuestros patrocinadores, como bien se mencionó durante las charlas, la responsabilidad la compartimos todos y ellos al empujar estos espacios para difundir el mensaje de las buenas prácticas de iluminación para proteger los cielos, ya están colaborando para tomar acciones y generar cambios positivos.
El proyecto de la Tarde de Luz es posible gracias al apoyo de:
[box] Para consultar al material descargable puedes acceder desde la siguiente liga: Material Tarde de Luz Mextrópoli 2022 y próximamente podrás ver la conferencia completa en nuestro canal de Youtube [/box]