Este proceso, descrito en un estudio dirigido por el Dr. Karunarathne, profesor del Departamento de Química y Bioquímica de The University of Toledo (UT) apunta a una degeneración molecular como causa principal de ceguera en los Estados Unidos.
A lo largo del día las personas están expuestas a la luz azul, también conocida como alta energía visible que tiene una longitud de onda de entre 380-500 nanómetros (nm). La mayor parte de la luz azul, junto con otra luz visible, se trasmite a través de la córnea y el cristalino hasta alcanzar la retina, es decir, estos no pueden bloquear o reflejar la luz azul.
Aunque la luz azul es esencial para realizar una serie de funciones visuales (como percibir objetos de distinto color y el contraste a nuestro alrededor), no es un secreto que la luz azul es dañina y afecta la visión a través de la degradación de la retina*, de acuerdo con una serie de experimentos publicados por la UT que explican cómo sucede este fenómeno, y en el futuro se espera que este tipo de conocimiento ayude a médicos y especialistas a desarrollar formas de hacer más lento el proceso de degeneración macular.
¿Qué es la degeneración macular?
La degeneración macular, una enfermedad ocular actualmente incurable que resulta en una perdida progresiva de la visión en personas de entre 50 y 60 años, es un problema de la retina que se produce cuando la macula se daña y causa pérdida de la visión central, imposibilitando la visión de detalles finos o de objetos a corta o larga distancia; este proceso se resume como la muerte de los fotoreceptores de la retina. Estas células necesitan moléculas llamadas retinal para percibir la luz. En teoría, una persona necesita cierta cantidad de moléculas retinales para poder ver, y sin ella los fotoreceptores resultan inútiles.
El estudio publicado por la UT ha generado tanto interés como cierta alarma entre distintas entidades, que se han traducido en críticas a los resultados del Dr. Karunarathne, alegando que presentan conclusiones sin fundamento acerca de los efectos de la luz azul en el ojo, sosteniendo además que por lo tanto no hay razones para dejar de usar pantallas.
De acuerdo con Janet R. Sparrow, académica del Departamento de Ciencias Oftálmicas y profesora de Biología y patología celular en la Columbia University de Nueva York, las pruebas de laboratorio dirigidas por el académico del Departamento de Química y Bioquímica de la UT, que encontraron que la exposición a la luz azul desencadena una serie de reacciones que generan moléculas químicas en los fotoreceptores describiendo un proceso de degradación, sin embargo no funcionan para la “gente real en el mundo real”, señalando la dificultad existente para realizar las pruebas en ojos vivos y demás limitantes del estudio.
Para las pruebas realizadas por Karunarathne se probó introducir moléculas retinales en otros tipos de células del cuerpo, como células cancerígenas, células del corazón y neuronas. Cuando éstas fueron expuestas a la luz azul las células murieron como resultado de la combinación con retinal. La luz azul o el retinal de manera separada no tiene ningún efecto en las células, apuntó el Dr. Karunarathne, como de igual manera ocurre en el caso de la exposición de las mismas células a la luz verde, amarilla o roja, que no sufren ninguna modificación.
Por su parte, el investigador encontró que la molécula llamada alfa tocoferol, una vitamina E y antioxidante natural producido por el ojo y el cuerpo, que detiene la muerte de las células. A medida que la persona envejece o disminuyen las funciones de su sistema inmune se pierde también la habilidad para combatir el daño de la luz azul al retinal.
Actualmente el laboratorio se encuentra haciendo pruebas en las que se mide la luz proveniente de televisores, celulares y tabletas para poder entender mejor cómo responden las células a la exposición de luz azul diaria.
Aunque hoy es difícil estudiar los efectos de la luz azul en seres humanos vivos, ya que fuera de las condiciones de laboratorio las lesiones se producirían sólo después de un largo período de tiempo, cabe mencionar que en caso de existir alguna disfunción ocular lo recomendable sería acudir con un oftalmólogo. Pues finalmente, pasar demasiado tiempo mirando cualquier pantalla sí puede producir que las personas parpadeen mucho menos de lo necesario y esto puede ocasionar que los ojos terminen sintiéndose secos, cansados, o con ardor incluso en períodos de exposición más cortos.
*Las conclusiones del estudio han sido ampliamente discutidas con diversos argumentos, uno de estos es que el estudio no está enfocado en la luz emitida por dispositivos digitales: Be careful what you believe about screen time making you blind, The Verge
Fuentes:
UT chemist discover how blue light speeds blindness, The Toledo University