El profesor Kevin Houser actualmente es editor en jefe de la revista LEUKOS de la Illuminating Engineering Society. Con frecuencia abre espacio al debate y a la reflexión sobre temas de la industria que a veces se dan por sentado. En esta ocasión comparte su punto de vista de algunos aspectos poco analizados sobre esta tendencia en la iluminación:
El diseño centrado en las personas (o Human-Centric Lighting) tiene el objetivo de resolver problemas con prioridad en la productividad, comodidad y experiencia de la persona. Una bicicleta debe diseñarse para ser ergonómicamente cómoda. El hardware y el software que componen los dispositivos móviles deberían permitir intuitivamente una experiencia de usuario positiva. Colocar a los humanos en primer lugar es un enfoque sensato en muchos escenarios de diseño.
Sin embargo, con la iluminación, centrarse en el ser humano puede conllevar daños colaterales al depender de otras formas de vida para nuestra propia supervivencia.
Como depredadores, los seres humanos consumen todo tipo de plantas y animales, que a su vez forman parte de ecosistemas más amplios e interconectados. Lamentable e incontrovertiblemente, algunas luces diseñadas para responder a las necesidades humanas causan efectos negativos en la vida humana y con potenciales consecuencias aún peores en la naturaleza. La luz artificial nocturna (ALAN) se ofrece como un ejemplo.
La flora y la fauna dependen de los patrones predecibles del día y la noche de la Tierra para regular su comportamiento como dormir, comer, reproducirse y esconderse de los depredadores. ALAN interrumpe esos comportamientos, y a pesar que algunas especies obtienen una ventaja a corto plazo a expensas de otras, a la larga afectan a todo el ecosistema.
Es posible que estas perturbaciones no muestren efectos inmediatos u obvios en los seres humanos, pero esto refleja más la incapacidad de la ciencia humana para predecir, detectar y medirlos. En escalas de tiempo de décadas y generaciones, deberíamos esperar que las consecuencias regresen a nosotros.
La consideración holística de la iluminación centrada en el ser humano debe ir más allá de los efectos a corto plazo de la luz sobre los resultados visuales, emocionales, conductuales y biológicos humanos. Si bien las consideraciones éticas relacionadas con la conservación de hábitats para tortugas, aves, insectos, peces y reptiles son sobresalientes, esto no es un mero altruismo. Tampoco se trata solo de romanticismo sobre la belleza del cielo nocturno, en la raíz también está el pragmatismo.
Es de nuestro propio interés preservar los ecosistemas y la biodiversidad que sustentan la vida humana, no sea que las decisiones de diseño de hoy se conviertan en las responsabilidades del mañana.
¿Cómo se puede practicar la iluminación si las consideraciones a corto plazo sobre las necesidades humanas ceden, o mejor, se integran con las consideraciones a largo plazo sobre la salud planetaria? ¿Hasta qué punto, en todo caso, deberían iluminarse las fachadas de los edificios y los monumentos? ¿Hasta qué punto deberían utilizarse los dispositivos de protección de las ventanas durante la noche para contener la luz dentro de los edificios? ¿Cuáles son las formas adecuadas de iluminar las áreas peatonales, los campos deportivos, las carreteras y las instalaciones de estacionamiento? ¿Hasta qué punto se pueden emplear los toques de queda de iluminación y los controles de tiempo para preservar los hábitats nocturnos?
Los profesionales de la iluminación están obligados a considerar estas preguntas para mejorar o reducir el uso de ALAN. Sin embargo, perversamente, usar menos lúmenes o negarse a iluminar un ambiente exterior a menudo es contrario a los intereses a corto plazo.
Un fabricante o diseñador puede pensar “Si no enciendo este proyecto, entonces alguien más lo hará, ¡y probablemente algo peor!”. O un profesional del diseño puede señalar el cumplimiento de códigos u ordenanzas. ¿Deberían las racionalizaciones a corto plazo como estas eludir las preguntas más importantes? La tendencia de ALAN en constante aumento debe ser frenada para que las profesiones de la iluminación estén en el lado correcto de la historia.
Las soluciones de iluminación que parecen centradas en el ser humano de forma instantánea no pueden considerarse centradas en el ser humano si erosionan la biodiversidad con el tiempo.
Nuestro futuro estará mejor servido y la profesión de la iluminación será tomada más en serio si nos guiamos menos por la satisfacción de las necesidades humanas inmediatas y más por una visión que extienda el cuidado humano a las generaciones futuras y a la salud a largo plazo de los ecosistemas que sustentan nuestra salud y comodidad.