FILUX: El Festival

Reflexiones alrededor del Festival Internacional de las Luces México 2013

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Por Oscar Virgen

El Festival Internacional de las luces de la ciudad de México FILUX fue una grata sorpresa. No se había visto en nuestro país un festival dedicado enteramente a la luz y no se esperaba una respuesta tan grande de parte de los habitantes de la Ciudad de México, quienes se volcaron a las calles del Centro Histórico de manera masiva.

Paradójicamente este éxito en la respuesta del público fue uno de los puntos débiles del Festival, que no fue concebido como un evento masivo, por lo que para algunos visitantes quedo abajo de sus expectativas. Pero en este balance, el hacer un evento en el mismo corazón de esta tumultuosa y extremadamente compleja ciudad es de un mérito tremendo. Por eso, desde aquí nuestra felicitación a David Di Bonna (productor del Festival) y su equipo, quienes tuvieron las agallas para enfrentar y llevar a termino este reto.

Cada vez más ciudades buscan atraer visitantes mediante festivales culturales y demás espectáculos que llamen la atención del turismo y que en mayor o menor medida reactiven la economía local; y en lo que a nuestro tema concierne, los festivales de luz están cada vez más de moda. Ahí tenemos a ciudades como Sydney y Lyon, conocidas por sus espectaculares mappings sobre la fachada del Opera House, en el caso de Australia, y las calles iluminadas por una infinidad de atractivas instalaciones con luz, en Francia

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La primera sorpresa dentro de FILUX  fue el evento inaugural. En el acto, las autoridades del Distrito Federal, encabezadas por Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno, se dijeron convencidas del valor que tiene este tipo de eventos creados por la gente y para la gente. Si las autoridades siguen en este tenor habrá mucho que hacer en favor de crear la tan mentada cultura de la luz, ¡hay que tomarles la palabra! Ojalá también que algunas de las conferencias que se llevaron en paralelo al Festival puedan salir a la calle para el gran público. Que se hable y se reflexione masivamente de lo que la luz puede hacer para transformar el entorno.

1426368_10151717976331695_2103095296_nAl salir del evento inaugural me percaté de que ya se empezaba a cumplir uno de los objetivos del Festival: La apropiación del espacio público. La plaza de Santo Domingo estaba volcada en el espectáculo de fuego, luz y sonido que habrá convocado a unos cientos de personas. 400 mil visitantes recorrieron las instalaciones en aquella primera noche.

En Iluminet hablamos una y otra vez de la apropiación del espacio público como un elemento creador de identidad y pertenencia para nuestras ciudades y comunidades. Este festival ilustró claramente lo que el espacio público requiere, que la gente camine sus plazas y calles y las tome como propias, como un lugar al que puede recurrir para el ocio, la cultura o simplemente el disfrute del espacio.

FILUX llegó al escenario frente a un público exigente y lleno de expectativas. Al ser un evento gestionado desde la sociedad civil, no se tenía que haber generado una idea de magnificencia, pues no se trataba del concierto de Elton John o alguno de los grandes del espectáculo que se anuncian con bombo y platillo. FILUX fue un evento más intimo, más de la contemplación y la reflexión sobre nuestros espacios y la forma en que vivimos la ciudad.

En el espacio público y con este tipo de eventos las clases desaparecen; yo creo que todo se vuelve un mosaico casi homogéneo de entes en búsqueda, que en este caso buscaban la luz. Fue muy grato ver cómo los visitantes, con todo y las complicaciones propias de la Ciudad de México, se tomaron el tiempo de hacer el recorrido completo. Pude observar a familias siguiendo la ruta del mapa, niños llevados en hombros por sus padres señalando con su índice la siguiente instalación. Escuché personas apreciando la iluminación de la calle de Madero o de la fachada del Museo del Estanquillo, espacios que no eran propiamente  del FILUX, pero que al estar la gente sensible a la luz  fueron vistos de otra manera en la escena nocturna de la ciudad.

1450300_10151717976656695_1351172246_nLos  jóvenes con celulares y cámaras fotográficas listos para hacerse de la mejor instantánea para compartir en Facebook. El beso cómplice de la novia mientras esperaban entrar al Museo de la Luz en un rincón en la calle del Carmen, para ver la instalación de Rocío Asensi en la que la artista nos recuerda nuestro incierto final con la frase «Memento Mori» y nos invita a reflexionar sobre nuestro paso por este plano, los ciclos de la vida y de las cosas. Cálidas luces y reflejos llegados del espejo de agua enmarcaban la frase. Para mi gusto una de las obras mejor ejecutadas en el Festival.

Las instalaciones de la zona Alameda – Bellas Artes fueron, tal vez, las más visitadas. Chevalier, con su proyección en el Palacio de Bellas Artes utilizó la psicodelia contenida en los colores de sus imágenes -o no imágenes-. Lucion Media nos llevó al día con sus instalaciones de esferas que parecían haber atrapado a las aves mañaneras en un trino constante.

Cruzando la calle, a unos metros, tal vez la instalación más agresiva: Esto no es Carne, un performance de danza, luces y sombras, en el que se planteaba hacer reflexionar al público sobre temas en torno al dolor, la vida y la muerte, el consumismo… Y de pronto, oscuridad. Era difícil entender si la presentación había terminado después de haber sido bañados por luces estroboscópicas.1457599_10151717975621695_1677842752_n

Vale la pena mencionar las aportaciones de los habitantes del Centro Histórico, quienes echando mano de sombrillas, coladores de plástico, globos de papel con simples «focos ahorradores» en su interior, participaron en la atmósfera que las calles vivieron las noches de FILUX.

Hay que mencionar que los asistentes tuvieron que hacer filas de varias cuadras para entrar a ver instalaciones lumínicas pequeñas y de presupuesto modesto, lo que para algunos pudo ser decepcionante. También a veces el tráfico y el ruido de claxons y comerciantes, interfería con la atmósfera apropiada para apreciar las instalaciones, sin embargo me quedo con una buena impresión del Festival. Las apreciaciones estéticas y artísticas de las instalaciones se las dejo a ustedes, cada quien, desde su  punto de vista las podrá calificar. Al final el arte es subjetivo y cada quién podemos dotarlo de nuestros propios significados y ponerlo en su contexto.

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Aprendizajes, muchos. Esperamos que el próximo Festival Internacional de las Luces cuente con más y mejores instalaciones, así como un mejor Foro de conferencias, en el cual Iluminet seguramente estará de nuevo presente. Pero ante todo espero que FILUX conserve su esencia popular y des-aburguesada ¡Vamos a sacar la luz a la calle y la calle a la luz!

3 comentarios en «FILUX: El Festival»

  1. excelente informe Oscar!, nos hiciste recorrer virtualmente el festival. Apoyo que la luz salga a la calle, que el ciudadano se apropie de ella, seguramente habrá un cambio de ahora em adelante. Felicitaciones por la organización al Iluminet team, un abrazo desde Argentina

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  2. No puedo estar mas en acuerdo con esta reseña, muy pero muy atinada. Que decepcionante fue. Mal organizado. Sin previsión en su planeación e implementación de la cantidad de gente que asistiría. Tache realmente. Un un mundanal, policías frenetizados con sus silbatos, ambulancias atoradas entre la gente con su sirena a todo volumen, hordas de espectadores en total confusión. Y los extranjeros, escandalizados y cargados de una sensación de entre desconcierto y pavor.
    Las obras nada que ver con lo que nos dieron a probar de otros lugares en las fotos de este artículo. ¿Botes de basura de plástico y escurridores con un foco dentro?. ¿Habrán sido de los ahorradores? Un proyecto de bachilleres con la misma temática pudiese haber superado este «festival».

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