Hablemos de luz

iluminet es posible gracias al apoyo de

Un encuentro entre el promotor, el ingeniero, la diseñadora y el fabricante.


Por Ivonne Galicia

Hablemos de luz, esta vez con el pretexto de la presentación de Tarde de Luz el pasado mes de marzo de 2019, en el marco de las actividades del festival Mextrópoli de Arquitectura y Ciudad. Por una parte, el festival, como una propuesta para poner al alance del público las voces y trabajos de los arquitectos, urbanistas y demás expertos con el propósito de generar conocimiento y disfrute de nuestra ciudad. Por otra, Tarde de Luz, que es una iniciativa de iluminet, que tiene el objetivo de promover la cultura de la iluminación, y de generar espacios de diálogo para los profesionales que se dedican al tema de la luz.

Para mí -chica de letras- fue la primera Tarde de Luz en un Mextrópoli, y estar presente como parte del equipo de iluminet en un evento de tal calibre ha sido nuevamente motivo de reflexión acerca de la luz en el espacio urbano. Este año el programa que presentó iluminet, teniendo como sede el Centro Cultural de España contó con la participación de reconocidos miembros de la industria: Álvaro Nieva, quien es miembro del IESNA (Illuminating Engineering Society of North America) y expuso el diseño de iluminación por triángulos técnicos y estéticos que cumplen funciones específicas en el desarrollo y desempeño de un proyecto; Maria Güell, que en su participación destacó las oportunidades que ofrece la iluminación para crear manifestaciones artísticas; Juan Pablo Ruíz Velazco, actual director de la empresa Itallli iluminación, partner exclusivo de la marca italiana iGuzzini, quien trató de forma amena la importancia de la calidad en las luminarias para alcanzar los resultados deseados en un proyecto de iluminación.

Antes de continuar con la mesa de diálogo en la que se reunieron el ingeniero, la diseñadora y el fabricante, Luis Juan López Barreiro y Diana Solis de iluminet, promotores de la disciplina del diseño de iluminación, tomaron el escenario para presentar el resultado de la Tercera Bienal de Diseño de Iluminación en Iberoamérica, y al terminar, ya de noche, salimos a recorrer las calles del Centro Histórico en un recorrido que, bajo la guía de Marco Góngora, ex presidente de la IES México, y Alejandro Vargas de Santiago, de Avant Group, sirvió de introducción al análisis de la iluminación en espacios públicos.

Así que, en el festival Mextrópoli, escuché con atención las conferencias. Estoy entrando a la industria, a un medio en el que todos se conocen y hablan de luz en diferentes versiones; un medio en el que tenemos a los ingenieros, a los arquitectos, a los diseñadores, a los fabricantes, a la gente de marketing de esos fabricantes, a los distribuidores, a los académicos, y dentro de este espacio el público conformado por estudiantes de arquitectura, diseño, y profesionales de la iluminación… Pero dentro de estos foros, ¿cuántos, sin que formen parte de la industria, tienen las herramientas que les permitan saber cuál es una luz adecuada para sus actividades cotidianas? Y entonces, ¿por qué es importante hablar de la luz en espacios distintos y a públicos más amplios?

Si entro a un espacio mido la iluminación (no de forma profesional, claro). Como asidua a las cafeterías y espacios públicos lo primero que evalúo es la luz: “qué tanto me gusta” y “cuánto tiempo aguantaré mientras leo debajo de un foco”, son las preguntas que suelo hacerme cada vez que llego a un lugar nuevo, y ésta es una práctica que he realizado desde siempre, y no desde que escribo acerca de luz. Pero, qué hay de aquellas otras ocasiones en las que como usuario entras a un lugar e inmediatamente piensas “sí, me puedo quedar aquí un rato”, hay sitios tan bien ambientados que consiguen ese efecto; en tales casos hay un diseñador de iluminación detrás, y por lo tanto la luz juega un papel esencial en el resultado final, que es la experiencia. 

Ing. Álvaro Nieva

Más allá de la sensación de confort que es preocupación de diseñadores, la luz es una parte fundamental del desarrollo y salud de las personas, un aspecto que muchas veces se desconoce, o al que quienes no se dedican a la iluminación no suelen prestar atención, y sin embargo tiene un impacto esencial en nuestra vida diaria. 

Si un espacio está bien iluminado, puedo quedarme en ese espacio. En las ciudades hay lugares con una muy buena iluminación, pero sin duda también hay otros tantos en los que no es buena. Por eso es necesario hablar de reglamentación, de gestión, coordinación y mantenimiento, pues no se trata de un bien que se deba dar por hecho o que se limite a las inauguraciones (y esto lo dijo Álvaro Nieva para aquellos que se dedican al desarrollo de proyectos); pero también para quienes no se desempeñan como profesionales de la iluminación se debe hablar de luz y generar interés por su conservación y mantenimiento. 

Maria Güell

“Hay lugares en los que la iluminación es muy técnica, pero no es estética ni atractiva.” Más que una moda, para los profesionales de la iluminación se trata de hacer entender a otros -los no profesionales- lo que quieren expresar; que un espacio bien iluminado no es necesariamente un espacio demasiado iluminado, y que la iluminación debe ser “un traje hecho a la medida”, de acuerdo con las características del entorno y de acuerdo con el discurso propio de aquello que se ilumina.

Juan Pablo Ruiz Velazco

La tecnología hace posible la implementación de sistemas que son amables con el ciclo circadiano en humanos, con el medio ambiente, y también en relación con el costo energético, estas son cosas que los que se dedican a la luz conocen muy bien. Sin embargo, hablar de luz tiene que ver con la manera en que ésta se lleva a las personas, y la forma de hacerlas conscientes del impacto que tiene en el cómo desarrollamos nuestras actividades día a día, y que se trata de un bien que no sólo nos proporciona un gusto efímero, sino de “un bien que nos pertenece y del que debemos ser responsables para poder exigir que se mejoren las condiciones de iluminación que son deficientes”, en palabras de Marco Góngora. 

Entonces, hablemos de luz, porque la luz y la iluminación añade significado de manera especial: impacta en las ciudades, y en la vida de las personas, permitiendo realizar actividades más allá de la puesta del sol, ofreciendo espacios embellecidos, que atraen y dan seguridad. 

Hablemos de luz porque para profesionales y ajenos a la materia, ésta tiene la capacidad de fomentar la comunidad e identidad en un entorno social, haciendo posible para el público disfrutar los espacios de una manera diferente, “brindando la oportunidad de experimentar en el espacio urbano, cambiando lo que ya es conocido, dándole nueva intensidad y valor” en palabras de María Güell.

Y, finalmente, porque para los que no son expertos de la luz pero disfrutan la ciudad, les tengo una noticia: hay profesionales que se dedican a la iluminación, hay una disciplina enfocada en este ámbito desde distintas perspectivas, y todo en la búsqueda por ofrecer el aprovechamiento y transformación de espacios a través del conjunto de distintas disciplinas, como la arquitectura, el diseño, la ingeniería, el arte…

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