James Turrell (Los Ángeles en 1943), es uno de los artistas más reconocidos en la escena internacional, durante 40 años ha dedicado su trabajo a experimentar con la luz, tanto natural como artificial, como un medio para expandir los límites de la percepción, de modo que se concentró en construir instalaciones y ambientes que terminaron por definir a la experiencia lumínica como un medio artístico propio. Desde sus primeros trabajos, a finales de los 60’ y principios de los 70’, buscaba explorar un nuevo horizonte de la percepción estética, que fuera capaz de introducir a la luz como un elemento decisivo en el desarrollo del arte, finalmente y en el contexto del «arte minimal» y el «movimiento de luz-espacio», logró establecer una voz singular que ha caracterizado su obra hasta el día de hoy.
La galería OMR (Plaza Río de Janeiro 54, Roma, Ciudad de México) en colaboración con Häusler Contemporary, abre al público dos piezas icónicas para reflexionar sobre la relación entre la luz y el espacio; la primera, Stuck Ultraviolet, es una obra que desde su creación no había sido presentada en ninguna galería; y la segunda, una pieza de la serie Shallow Space, también representa una de sus obras más características creadas en su legendario estudio, el “Mendota Hotel” en Santa Monica, California.
La pieza principal Stuck Ultraviolet, no se había vuelto a exhibir porque requiere medidas precisas de espacio así como características especiales para la iluminación. Esta sala, a pesar de su sencillez, es capaz de envolver al espectador en un espacio repleto de categorías estéticas: Dos ventanas de luz, una rosa y otra azul, que convergen su diferencia de color en la vacuidad del espacio. El color resultante en unidad evoca un sentimiento de tranquilidad, una tenue tonalidad que incita a pensar inevitablemente en la “disolución”. Las dos ventanas, como único elemento dentro de una gran sala, sugieren la clásica imagen del individuo frente a una toma de decisión, y la necesidad de elegir un solo camino. Al acercarse a una, la primera impresión que se tiene es que se encuentran cubiertas por una película de vidrio o plástico que difumina la luz para crear esa característica tonalidad, tenue, ligera y evanescente. Pero en realidad dicho efecto es creado a partir de la profundidad de la ventana, ya que detrás de cada una no hay más que un amplio y liso espacio sin bordes, que refracta la luz dentro de sus propios límites, como si se tratase del interior de una luminaria de dimensiones metafóricas.
La experiencia en el espacio es difícil de describir, y la característica mezcla de luz resultante entre las dos ventanas es incluso difícil de captar por la cámara. Sólo el ojo humano, con su particular percepción, puede dar cuenta de la intensión de Turrell, pues en definitiva la proporción y la presencia del espectador en el espacio son acontecimientos fundamentales que se juegan en la totalidad de la obra.
La segunda sala presenta una obra de la serie Shallow Space Series, se trata de un cuarto oscuro en el que se proyecta una serie de hologramas. En general la pieza refleja la contradicción entre la icónica estructura del cuadro rectangular con marco de madera, y la posibilidad de vivificar la imagen bidimensional más allá de sus límites, donde las figuras geométricas proyectadas adquieren una ilusoria tridimensionalidad. La luz en esta obra no solo nos muestra su clásica capacidad de iluminar un cuadro sobre la pared, sino su característica de alterar al objeto de arte, de duplicarlo, de reflejarlo y dividirlo, pero sobre todo la capacidad que tiene la luz de hacer aparecer en el espacio elementos ausentes, es decir, la virtualidad de la luz.
Los juegos luminosos de Turrell, que se encuentran expuestos entre las mejores colecciones del mundo, apelan a la precisión matemática y la potencialidad de los materiales para transitar efectos de bidimensionalidad y tridimensionalidad en un muro, entre el vacío y lo lleno en el espacio, entre la realidad y la ficción de un ambiente. Las obras de Turrell son en definitiva, una abierta invitación para comprender a la luz como un complejo fenómeno de expresión artística.