Por Diana Solís y Luis Juan López Barreiro
Toda historia tiene un principio que a veces está solo en la imaginación o en un trozo de papel, pero necesita un ancla que la haga realidad, de tal forma, hay obras que necesitan una historia oficial para traerlas a la vida.
Acordamos una entrevista con Koert Vermeulen desde el primer día en la PLDC, el evento transcurrió agitadamente y por fin llegó el momento para tener esta conversación. La plática fue un remanso de paz en medio de la dinámica agenda del evento. Cuando nos sentamos en el lobby del hotel, sentimos el tiempo detenerse para regalarnos una bocanada de aire fresco y tal como Koert lo dijo; “esto sucede porque es fácil hablar de algo tan hermoso”.
El “Albero della Vita” se levanta por encima de los 35 metros al frente del pabellón de Italia en la Expo Mundial de Milán 2015 y nace gracias a que sus creadores pudieron encontrar la inspiración correcta, aun cuando la idea existía y los responsables de dar vida a este ícono sabían lo que querían, necesitaban un ancla para dotar de una historia oficial a su obra.
Koert Vermeulen de ACT Lighting es el responsable artístico de esta obra y nos cuenta su historia: Para un primer acercamiento al diseño del árbol todo era cuestión de tomar una curva y repetirla, se crea una espiral, se modifica, se rota y se le da forma, esta es una técnica estructural conocida, se puede ver en obras como el “Ovo” (instalación lumínica itinerante) de ACT lighting; sin embargo, el reto está en venderlo, lograr que los comités responsables de aprobar su construcción te den el sí y nuestro equipo quería un sí rotundo, uno incuestionable algo tan poderoso que solo se puede encontrar en los clásicos.




De ahí surge la búsqueda de una inspiración incuestionable como lo es un gran artista del renacimiento, la idea del árbol de la vida tenía que conectarse con una historia inmortal y así llegó Miguel Ángel con su Piazza del Campidoglio en Roma, una de las únicas plazas que no tienen un monolito o gran estatua al centro. Así pues, el diseño inicial se llevó hacia la obra de Miguel Ángel hasta lograr un encuentro inequívoco y por lo tanto incuestionable sobre su inspiración.
El ADN del Árbol de la vida es la espiral que forma su base, había que encontrar un equilibrio entre el centro y la copa y por supuesto el reto del proyecto era hacerlo factible a nivel de construcción e ingeniería. La torre que tiene en el centro es totalmente utilitaria, pues el árbol se sostiene por si mismo, solo es necesario anclarlo para que no salga volando, pero la espiral con la que se forma lo mantiene erguido.
Al crear este ícono sabíamos que debía ser permanente y aun que por ahora se encuentra al frente del pabellón de Italia en la Expo Mundial, tal parece que se trasladará a la Plaza Loreto de Milán, conocida por haber exhibido el cadáver de Mussolini.




Después de esto, quisimos saber cómo se piensa, y se crea una obra de este tipo y nuestra plática con Koert Vermeulen nos aclaró varios puntos del proceso creativo: El objeto (la estructura) se piensa desde un principio con sus alrededores, desde el sitio hasta el paisaje, y en este caso además todo lo que se puede hacer con la obra. Mientras vas creando la estructura, vas pensando qué espectáculos pueden acompañarla y cada idea se va bosquejando para poder ponerlas en la mesa una vez terminada la construcción, pues hasta no tener el producto final, no puedes saber qué ideas se podrán incorporar. Pensé en agua, fuego, flores, luces, música, niebla, en fin cientos de ideas todas dirigidas a grandes audiencias, nos dijo Koert.
Una de las maravillas que se vivieron en el desarrollo de esta obra fue que grupo responsable de su creación era pequeño, tan solo tres personas encabezando a un equipo enorme de trabajo, pero solo los tres discutiendo y decidiendo. Marco Balich, el creador, Florian Boje del Studio Giò Forma, en el diseño arquitectónico y ACT lighting con Koert Vermeulen a la cabeza en el diseño de iluminación y la dirección artística. Marco era el visionario, él pedía al compositor de la música lo que se necesitaba, cuando se pensaba en un movimiento de fuentes, en un efecto especial con luces o fuegos artificiales se podía jugar con los tiempos y crear momentos en el espectáculo. Este pequeño grupo permitió una gran interacción, con comunicación fluida y rápida.
El director artístico escucha la música y va viendo en su mente los efectos, uno sabe cuánto tarda una fuente en subir y luego en caer y para ello pide al compositor silencios de transición, que si bien son de segundos, de no existir se perderían los contrastes del espectáculo.
Marco Balich marcó la pauta con seis temas, entre ellos el caos, la belleza y la esperanza y sobre de ellos se hizo la primera propuesta musical, de ahí se plantean las técnicas para los efectos especiales y se crean los momentos, logrando para el espectador una “conexión sensorial”.
Por último Koert Vermeulen nos habla de sus próximos proyectos, dos de ellos navideños, uno en Londres con una proyección de video y luces el 15 de noviembre y otro en Bruselas con un gran show de navidad el 27 de noviembre. La revelación más importante: En febrero inaugurarán su primera exposición permanente que quedará instalada dentro de la galería principal en un complejo comercial en Rusia.