La idea suena descabellada, pero en el fondo tiene sentido para su creador, el diseñador inglés Mike Thompson, estudiante de la Design Academy Eindhoven, en Holanda, quien busca hacer conciencia sobre el ahorro de energía.
Según la revista New Scientist, el secreto de Thompson radica en el empleo de luminol, compuesto químico empleado por médicos forenses para comprobar si hay rastros de sangre en la escena del crimen; el componente generalmente es transparente, pero al agregarle sangre humana produce una luz azul brillante cuando este líquido reacciona con el pigmento de la hemoglobina que transporta el oxígeno en la sangre.
Primero es necesario mezclar luminol, después hay que romper el cristal de la lámpara, cortarse a uno mismo, y derramar sangre en la parte superior del aparato. “Tienes que decidir realmente cuándo quieres utilizar la lámpara porque sólo va a funcionar una vez”, advierte Mike Thompson, y agrega que “si la energía nos cuesta dinero, si las lámparas tuvieran que encenderse así, nos pensaríamos dos veces si encender la luz o no y nos acordaríamos de apagarla”.
¿Será esta la mejor manera de crear conciencia acerca de dónde procede la energía y cómo apreciarla? Esperamos nos des tu opinión.