Ver el Centro Histórico con otros ojos 

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Recorrido en la Ruta «Luces de la Ciudad»

Por Oscar Virgen / Iluminet 

La noche del domingo 12 de marzo llegó fría a la Ciudad de México; el andador Madero nos recibía para iniciar la ruta “Luces de la Ciudad” guiados por el ingeniero Marco Góngora: “Más allá de lo que esté o no logrado, vamos a reflexionar acerca de cómo deberían ser los siguientes proyectos de iluminación”, mencionaba al presentarse. Unas 80 personas aguzaban la vista para ver con otros ojos la iluminación de los edificios y monumentos de nuestro Centro Histórico.

Ya organizados, cruzamos de Madero hacia el Zócalo para acercarnos al Palacio Nacional para ver una de las más recientes actualizaciones de su iluminación. La plaza era un referente visual para distinguir los importantes edificios del primer cuadro de la ciudad: la Catedral Metropolitana, el Templo Mayor y los edificios administrativos del Gobierno de la Ciudad. Más tarde visitamos la plaza del Templo Mayor, aquí el ingeniero Góngora dio una puntual explicación de las jerarquías en el diseño de iluminación para el espacio público: ¿Qué se tendría que destacar aquí, la plaza o el ala del Sagrario? Si tomamos en cuenta los niveles de iluminación de este lugar, el Sagrario, parte de la catedral más importante de America Latina, queda relegado a las sombras.

La ruta siguió por la acera de la Catedral Metropolitana, aun en tinieblas por más que se anuncian los proyectos para su iluminación. De ahí nos dirigimos por Bolívar al edificio Boker, con una breve escala en el Casino Español. En la mayoría de los edificios, el ingeniero Góngora midió los niveles de iluminación con un luxómetro.

Después llegamos a la  Plaza Tolsá, que hasta hace unos años era un buen ejemplo de lo que se puede hacer con iluminación en el espacio público y que ahora se encuentra deslucida entre trabajos de remodelación y rescate del Caballito, una fachada del Museo Nacional en tinieblas y un Palacio de Minería que hacía gala de una mezcla de temperaturas de color.

Entre palacios seguimos hacia el famoso recinto de Bellas Artes, máximo foro de la cultura nacional y herencia de la última etapa del Porfiriato, que palidece por falta de mantenimiento y una lamentable desconsideración al concepto original. Dos pantallas LED con información de la cartelera parecían más importantes que el propio edificio…

La salida del estacionamiento reluce, literalmente, flanqueada por una cantidad de postes que parece una guardia de honor al derroche lumínico en contraste con una “oscura” Alameda.

La sesión terminó con una reflexión de Marco Góngora, quien invitó a los participantes a ser observadores de iluminación en todos los entornos, sin importar que los vean como extraños.

Con nuestra “Tarde de Luz” y la Ruta “Luces de la Ciudad” pretendemos extender el conocimiento del ejercicio profesional de la iluminación para que cada vez sean más los profesionales involucrados en el tema. Agradecemos a los arquitectos, ingenieros, estudiantes y todos los asistentes por su interés y entusiasta participación.

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