
Por Almudena Barragán
Según su definición, la propiedad intelectual es el conjunto de derechos de autor, personales y patrimoniales que corresponden a los autores sobre las obras de su creación y que les atribuyen la plena disposición y el derecho exclusivo de explotación.
La propiedad intelectual se divide en dos categorías: la propiedad industrial que incluye las invenciones (patentes, marcas, dibujos y modelos industriales e indicaciones geográficas de origen) y el derecho de autor que comprende las obras literarias (novelas, poemas, obras de teatro, películas, obras musicales) y artísticas (dibujos, pinturas, fotografías y esculturas, diseños arquitectónicos y diseños de iluminación, entre otros).
Si se pensara que el diseño de la iluminación de un determinado edificio, un conjunto arquitectónico o la iluminación de un interior forman parte de dicha construcción como un todo, caeríamos en un grave error, ya que el diseño de la iluminación de un edificio histórico, artístico o monumental, por sí misma, representa una creación, y por lo tanto, se ajusta a los principios de propiedad intelectual y derechos de autor antes mencionados.
Uno de los casos más interesantes y curiosos que sentaron un precedente en la materia fue el diseño de la iluminación de la Torre Eiffel de París, Francia.
Como menciona María Elsa López Paniagua, subdirectora de la agencia ISBN e ISSN en su artículo “La iluminación, una nueva obra artística protegida” publicado por el Instituto de Propiedad Intelectual Mexicano, en 1990 una corte francesa estableció que la iluminación especial de la Torre Eiffel, era una creación visual original protegida por el derecho de autor.

Como resultado, la iluminación fue considerada como una obra de arte y por tanto, las fotografías o imágenes nocturnas que fueran tomadas de la Torre podían incurrir en un delito de propiedad intelectual ya que se encuentran restringidas para un uso comercial. Se estableció que dichos derechos debían ser abonados a la Société d’Exploitation de la Tour Eiffel (SETE). No ocurre así con las fotografías tomadas del monumento de día, ya que la Torre pertenece al dominio público y la explotación de los derechos de autor sobre una obra expira en un periodo que abarca de los 50 a los 95 años después de la muerte de su autor.
El 21 de junio de 2003, se inauguró un nuevo diseño de iluminación de la Torre más brillante y espectacular. A partir de enero de 2006 y por un período de diez años, el Ayuntamiento de París confió a la Sociedad de la Explotación de la Torre Eiffel los derechos de explotación de la iluminación, por lo que toda utilización de las imágenes nocturnas del monumento debe ser objeto de una solicitud previa al organismo de la propiedad intelectual.
La empresa Philips bajo la dirección de Pierre Bideau, llevó a cabo “uno de los proyectos de iluminación más prestigiosos del mundo” como considera López Paniagua, con la nueva iluminación de la Torre Eiffel. Se sustituyeron los proyectores que iluminaban la Torre desde 1985, por un concepto de iluminación diferente conformado por miles de bombillas centelleantes que iluminan el monumento desde dentro evitando que el contorno se desdibuje por el efecto de la luz.
La evolución constante de la creación y las formas de expresión han producido que las leyes de la propiedad intelectual avancen de forma paralela para proteger a los autores y a las obras que están apareciendo, incluidas las creadas con luz.