La cantidad de luz natural puede influir en la percepción térmica de un espacio

Un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana mostró que la cantidad de luz natural en una habitación impacta en nuestra tolerancia al calor y frío.

Desde hace miles de años la humanidad ha cuestionado la existencia de una distorsión entre lo que percibe y lo que sucede en el mundo real, y como sabemos, nuestra percepción de los espacios se encuentra ligada a la luz.

Si bien conocemos algunos de los fenómenos no visibles de la luz, las investigaciones respecto a la relación entre la cantidad de iluminación en un espacio y la percepción térmica son pocas. Pero un estudio realizado en el Laboratorio de Rendimiento Integrado en Diseño (LIPID) de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) publicado en Scientific Reports ha permitido obtener algunas respuestas en beneficio de los usuarios y administradores de edificios, ya que esto esto puede traducirse en un menor consumo energético y espacios más cómodos.

Las investigaciones realizadas anteriormente utilizaban iluminación artificial, por ello el estudio realizado por la EPFL exploró la influencia de distintos niveles de luz natural y la percepción térmica de los usuarios en un espacio. Los resultados obtenidos muestran que existe un factor psicológico significativo que modifica nuestra percepción térmica en una habitación en función de la cantidad de iluminación natural presente.

Antes de llegar a una conclusión, Giorgia Chinazzo, directora de la investigación, evaluó a 42 mujeres y 42 hombres, entre 18 y 25 años, durante tres horas en un ambiente térmicamente controlado. El espacio le permitió modificar los niveles de temperatura de 19ºC a 25 y 27ºC. Además, la cantidad de luz natural se modificó mediante filtros oscuros en las ventanas para disminuir el brillo en niveles bajo, medio y alto, de manera aleatoria. Paralelamente, la investigadora tomó la temperatura corporal de los voluntarios.

La científica realizó pruebas de desempeño cognitivo (razonamiento lógico, compresión de texto, etc.) a los participantes, entre las que se incluyeron preguntas sobre percepción térmica y el entorno de la evaluación. Sin embargo, desconocían el objetivo real del estudio para no interferir en su respuesta.

Los resultados mostraron que los participantes consideraban el espacio más aceptable y térmicamente cómodo si la habitación se encontraba a 19ºC con niveles de iluminación altos. Mientras que en condiciones de mayor temperatura las personas se sentían cómodas con poca luz. En ambos casos, la temperatura corporal no presentó variación.

Posteriormente, el grupo de investigación equiparó los resultados obtenidos con un modelo de evaluación térmica vigente desarrollado en la década de los 70 bajo condiciones similares, pero con iluminación eléctrica.

Los científicos encontraron que, en relación con las predicciones del modelo, los participantes reportaban una sensación térmica más baja en la habitación de 27ºC si ésta tenía altos niveles de luz natural.

Ahorro energético

Debido a que la principal diferencia entre el estudio encabezado por la investigadora Chinazzo y los cálculos del modelo era el tipo de iluminación, los resultados indicaron que el factor clave detrás de una percepción térmica distinta se debe a la presencia de luz natural. En otras palabras, los científicos plantean la hipótesis de que se puede tolerar mejor una habitación cálida si se encuentra iluminada de forma natural, ya que las personas esperan que un espacio sea cálido si se encuentra lleno de luz solar.

La sensación térmica de los participantes son comparables a una temperatura percibida de 1.7ºC más baja que la temperatura real en el espacio. Estadísticamente, la diferencia es significativa, pues representa que los administradores de edificios pueden emplear menos energía para bajar la temperatura si los edificios consideran la entrada de luz natural.

“Nuestros hallazgos sugieren que hemos usado demasiado aire acondicionado, sobre todo en edificios con muros de vidrio, ya que la luz natural provoca que el calor sea más tolerable”, menciona Giorgia Chinazzo, y agrega que si la hipótesis es correcta, los edificios podrían mejorar su eficiencia energética al emplear la luz natural como elemento central, además de generar espacios cómodos para sus ocupantes.

La doctora Chinazzo subraya la importancia de tomar en cuenta los efectos psicológicos de la luz natural en nuestro día a día, de manera formal, a través de estándares de construcción actualizados. Sin embargo, menciona que necesitarán más investigaciones al respecto para confirmar y ampliar los hallazgos, evaluando efectos a largo plazo de diferentes niveles de luz. Además de considerar factores culturales y estacionales.

La tesis de Giorgia Chinazzo, concluida en marzo de 2019, examinó factores que afectan el confort térmico y visual de un edificio. El artículo publicado en Scientific Reports se basa en parte de ese trabajo. Asimismo, Chinazzo ha estudiado cómo el acristalamiento de ventanas de colores puede afectar la percepción térmica y cómo la temperatura ambiente puede influir en la percepción del color y la intensidad de luz de día.

En el siguiente enlace puede consultar la investigación completa.

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