En las ciudades conviven distintos tiempos. Edificaciones modernas y antiguas conforman las urbes y en los edificios de una calle se puede hallar una mezcolanza de siglos. De los espacios que han sobrevivido a los cambios del tiempo algunos han sido consagrados como símbolos de la ciudad, insignias de una época. Ahí un edificio isabelino, allá uno colonial, otro del siglo XIX, otro del XX; barroco, neoclásico, Art Decó, funcionalista, brutalista, minimalista; edificaciones temporalmente separadas por siglos o décadas lo están espacialmente sólo por unos metros.
Con el tiempo la forma de ver estos espacios también fue cambiando, la luz que los iluminaba no fue siempre la misma. A las antiguas iglesias las iluminaban centenares de velas; viejas casonas eran alumbradas por lámparas de gas, aceite de ballena o queroseno. Hacia el siglo XX la iluminación eléctrica empezó a abrirse espacio. La luz incandescente iluminó hogares y edificios hasta que empezó la migración hacia la luz fluorescente y, finalmente hacia el LED. Los espacios se sienten y ven distintos cuando una luz diferente los alumbra.
Los siglos pasan, pero algunos de los edificios que se erigieron en aquellos años permanecen. No basta, sin embargo, la sola permanencia de la piedra o el ladrillo para comprender el modo en que se experimentaban los espacios en el pasado. La luz es también un componente esencial. El diseño de iluminación de un edificio histórico debe tener como fundamento una investigación histórica con el objetivo de crear una iluminación que respete la atmósfera en que los edificios eran vistos y sentidos en el pasado. La iluminación debe mantener una cierta consonancia con la época del edificio que alumbra.
Indagar en archivos fotográficos, adentrarse en las fuentes documentales, conocer la historia que ha transcurrido adentro y alrededor de un edificio es una tarea fundamental cuando se trata de iluminar el interior de un edificio histórico. Si la luz es un lenguaje, éste debe comunicar lo que es el edificio.
Sin embargo, tampoco hay que dejar que el pasado se vuelva cárcel del presente, se trata de asemejar la iluminación original pero no duplicarla pues hay que tener en cuenta los usos presentes y lograr buenas condiciones de iluminación para las personas que actualmente lo habitan. No hay que volver al inmueble inoperable para sus funciones actuales sólo por el mero fin de conservar su forma original, pues al fin y al cabo es el uso presente el que le da vida al edificio y asegura su continuidad.

En ocasiones la iluminación original no ofrece la suficiente luz para un sitio por lo cual debe de complementarse con otras fuentes alternas. Para hacerlo se debe tomar en cuenta las características de edificios, sus elementos arquitectónicos y la iluminación natural que provee la luz del día. Algunos de los aspectos que hay que tomar en cuenta son: la preservación de los materiales, que la instalación de los equipos no afecte el espacio ni altere su carácter de alguna forma notable. De igual modo, se debe cuidar que la luz de soporte no ponga en un segundo plano la luz ornamental original.
La tecnología LED ha abierto un abanico de oportunidades en la iluminación interior de sitios históricos. Son fuentes versátiles y por lo tanto su instalación se adapta a casi todos los espacios en que requieren ser usados y su larga vida útil hace que la intervención para el mantenimiento sea mucho menos frecuente. Se han creado, asimismo, varias luminarias de tecnología LED que se asemejan a las antiguas lámparas pero que ofrecen beneficios de ahorro energético y menor emisión de calor, entre otros.
Desgraciadamente muchos edificios históricos han sido inadecuadamente iluminados. Al crear un proyecto de iluminación interior de inmuebles históricos hay que tener cierta empatía con la historia del edificio. ¿Qué es lo que se quiere rescatar de él? ¿Su estética, su valor como un espacio que ha resistido los siglos? ¿Cómo es que la iluminación puede coadyuvar a cumplir estos objetivos? Conservar un antiguo inmueble es también un mensaje, uno que dice a la sociedad presente que ese lugar es importante. La iluminación debe ser un elemento que resalte, en lo físico, las razones por las que vale la pena mantener hoy en día un espacio arquitectónico de décadas o siglos pasados.
Finalmente, de lo que se trata es de mantener la autenticidad de un sitio, no dañar los materiales del que está compuesto el espacio, si hay cambios que realizar que éstos sean acordes con la idea general y no perturbe la atmósfera original. Además, los cambios deberán de estar hechos con base en documentación histórica, de lo contrario se podría caer en clichés sobre el pasado sin que éstos sean necesariamente ciertos.
Por: Hugo Fauzi
Fuentes:
Iluminación de edificios patrimoniales
https://www.gsa.gov/cdnstatic/TechnicalGuideLightingFINAL2.pdf