A partir de esta fecha, el arquitecto Enrique Quintero compartirá con Iluminet sus apreciaciones de la luz que han dejado huella en su trayectoria como uno de los más reconocidos diseñadores de iluminación de nuestro país. Agradecemos su serie de colaboraciones bajo el título Origen y Nostalgia y esperamos que también para ti resulten interesantes sus conceptos.
Origen y Nostalgia. Infancia, agua y luz
Desde que era niño y hasta hoy he tenido diversas y fascinantes experiencias viendo los efectos que genera la luz.
Ahora me doy cuenta de que esa fascinación por la luz existe en la mayoría de las personas y no es necesario que se dediquen a cuestiones de diseño, arquitectura o algo gráfico similar; sin embargo, creo que en mi caso esos primeros aprendizajes y experiencias de la observación de la luz y sus efectos dejaron una huella que hoy se manifiesta en mi trabajo profesional.
El primer recuerdo que viene a mi mente es la imagen del movimiento del agua junto con la luz. En el mar y las albercas me quedaba quieto observando los cambios instantáneos de ese efecto; me parecía en ese entonces que debería estar acompañado de música, en un ritmo veloz y acompasado. Trataba de retener cada imagen, cada movimiento, cosa imposible. Decidí después que tal vez una cámara podría darme algún resultado instantáneo y detenido de esas imágenes, pero fue hasta después que, pasados muchos años, vi en una exposición el trabajo de un pintor que lograba congelar ese efímero efecto.

He constatado una paz que se centra en la relación entre los más primitivos recuerdos de la niñez y la sensación de estar en un ambiente de luz cambiante mediante la luz. Eso, creo yo, se puede traducir en felicidad momentánea porque realizar una actividad de pensamiento bajo ese efecto es de lo más motivante para la actividad creativa, me permite soñar despierto y realizar en la realidad lo más impensable.
Me centraba entonces en las refracciones y reflexiones de un movimiento constrante; y de ahí, con el tiempo, viendo a los maestros de la pintura seleccioné los que representan para mí ejemplos de esta lúcida actividad infantil.
Pensando en lo efímero y único de esos movimientos de agua y luz encontré lo difícil que debe ser trasladarlos a la pintura. Yo los traslado en diferentes diseños de iluminación en los proyectos arquitectónicos; esto, debo confesar, me lleva al sentido del juego y retorno con nostalgia a recordar lo que de niño sentía, ese placer indescriptible que es jugar con el agua y con la luz, la luz; intocable, presente e intemporal.
Enrique Quintero L.
Diseño de Iluminación Arquitectónica
Arquitectura de la Luz.
arquitecturadelaluz@ldenriquequintero.com
www.ldenriquequintero.com













