La crisis financiera de 2008, en Islandia, dejó en el paisaje urbano del país una serie de andamios que nunca fueron retirados. Tras los tres años de protestas que se dieron principalmente frente al Parlamento islandés, en Reikiavik, la capital; Marcos Zotes logró con Pixel Cloud una reconciliación de los ciudadanos con el espacio.
“Está todo lleno de andamios y me gusta ofrecer a la gente una experiencia positiva (…) Era una sociedad muy derrochadora que ha tenido que enfrentarse a la realidad. Esa toma de conciencia es positiva. La crisis es buena para la arquitectura. Era todo exuberancia y elitismo. Sólo querían generar dinero, no les importaba la gente”, dice Zotes en entrevista con El País. Arquitecto por la Universidad Metropolitana de Londres, y Máster por la Universidad de Columbia de Nueva York, Marcos explora con sus proyectos los aspectos sociales y políticos de la arquitectura en relación con el contexto urbano.
Para 2009, en Islandia, las protestas crecieron hasta que el gobierno decidió usar la fuerza contra los manifestantes que se reunían en la plaza Austuvöllur. Esta plaza fue ahora la locación que eligió Zotes para montar su proyecto. Durante la inauguración, los ciudadanos se reunieron para compartir una experiencia en comunidad en un evento que ha sido señalado por los residentes locales como “la mayor reunión pública en este lugar desde el 2008“.
“Quería proyectar algo natural, como una nube sobre un cuerpo industrial, y dar valor al aspecto humano contra esos proyectos millonarios”, afirma Marcos, quien es también fundador del estudio UNSTABLE.
Pixel Cloud es el proyecto ganador del concurso Reykjavik Winter Lights Festival 2013, organizado por la misma ciudad, por el Centro de Diseño de Islandia y por Orkusalan. La instalación se compone de una estructura de andamiaje construida de tal forma que representa una nube de pixeles. El diseñador olvida que el andamio es una herramienta de construcción y lo concibe como un objeto artístico. La estructura se cubrió con una membrana compuesta de múltiples capas de tejido en red; esta membrana es capaz de capturar la luz que se proyecta sobre sus superficies, a la vez que la deja pasar a través de sus aberturas porosas para alcanzar así otras capas.
Una serie de imágenes y vídeos fueron mapeados para coincidir en detalle con las características espaciales de la estructura. Las proyecciones se emitieron con 24.000 lúmenes a través de dos fuentes de luz diferentes. A medida que la luz proyectada pasaba de una capa de tejido a la siguiente, la emisión de luz no sólo iluminaba todo el espacio, sino que también alcanzaba los cuerpos de los ciudadanos en su interior, que pasaban a formar parte de la instalación. “Me pareció muy interesante que la gente interactuara con la luz, que no fuera un agente pasivo y tomara parte de lo que estaba pasando”.
Durante cuatro noches, Marcos Zotes realizó una serie de creaciones visuales junto con actuaciones en vivo del músico islandés Eðvarð Egilsson y su proyecto Cosmos. La estructura se mantuvo como una plataforma elevada de acceso público durante el día, permitiendo que los residentes locales disfrutasen de su entorno urbano con una nueva perspectiva. Zotes declaró que pretendía reutilizar los espacios públicos o estructuras urbanas en desuso para que la gente tomara conciencia del lugar en el que vive.
Marcos Zotes ha ganado varios premios por sus intervenciones y proyectos, tales como el Premio de Honor a la Excelencia en Diseño en 2011, de la Universidad de Columbia o el «Menningarnótt» Reykjavik Culture Night Grant en 2012.