Posgrado en pandemia: Dibujar nos puede salvar

Segunda entrega de la nueva crónica no oficial del Posgrado de Lighting Design de la UPC y Arquine.

En la primera entrega de esta crónica conté sobre el proyecto a desarrollar durante el posgrado de Lighting Design de Arquine: un objeto lumínico diseñado para un espacio específico.

Pasaron las primeras dos semanas para empezar a plantear ideas y no hubo tiempo ni de dormir. Después de trabajar en nuestra propuesta llegamos a clases -por Zoom- el viernes 5 de febrero, pero no sería hasta el día siguiente que cada integrante mostrara su avance.

Mientras tanto, Jose dio la primera sesión de luminotecnia, en la que explicó conceptos básicos y términos que utilizaremos en nuestro día a día

Sin importar lo mucho o poco que estemos familiarizados con la iluminación, hacernos preguntas básicas para entender la luz es un ejercicio que deberíamos plantearnos a diario. También conocimos parte de la historia de algunas fuentes de luz artificial porque, como dijo Jose, no todo es LED. Aprendimos respecto a sus características y la terminología fue una consecuencia.

Y aunque todo el tiempo mantuvimos la atención e interés en la clase, estoy seguro que así como me sucedió, otros alumnos se encontraban nerviosos por la presentación de avances que realizaríamos al día siguiente.

Para cerrar nuestra sesión de viernes por la noche conocimos al arquitecto Héctor López -o nuestro profe de dibujo- quien tuvo la idea de invitarnos a acompañar su plática con un mezcal o la bebida de nuestra preferencia, que sin duda ayudó a relajar los nervios, tanto que cada integrante realizó un dibujo en tres minutos.

Dibujo: Héctor López

Además de dibujar, en la clase hubo muchas risas, preguntas e interacción motivada por Héctor, definido por un alumno como casi un standupero. Pero antes de continuar con el repaso de las clases, me tomaré un espacio para reflexionar sobre la importancia de dibujar y el miedo.

Desarrollar un objeto lumínico en dos semanas o por lo menos un primer planteamiento fue todo un reto. Quizá lo más difícil hasta antes de las últimas sesiones fue la forma de presentar y representar nuestras ideas.

Pero uno de los mantras de la cátedra de Héctor, como él mismo los llama, es que no hay dibujo feo, solo es una herramienta para representar y comunicarnos.

Muchas veces nuestras ideas se desvanecen porque el miedo nos impide dibujar al creer que lo haremos mal -aplica para todo-. Personalmente, dediqué mucho tiempo al análisis del espacio (hablo del proyecto que estamos realizando durante el posgrado) y llegado el momento de plasmar las ideas, solo procrastinaba anteponiendo cualquier otra actividad llámese laboral, personal o académica.

El miedo a no plasmar correctamente una idea me hizo llegar al último día con un análisis profundo, pero carente de ideas concretas. Y gracias al mantra número uno de la clase los pensamientos pudieron empezar a visualizarse.

Citando el mantra número uno: el error es parte del diseño.

Una frase que acompañada de una cerveza resonó con más fuerza y si el error es parte del proceso, lo mejor era equivocarme toda la noche. Al final del día, el dibujo es la herramienta que nos permite plasmar nuestras ideas al instante.

Llegadas las nueve de la noche las clases concluyeron y fue momento de dibujar hasta una hora que desconozco. Ya durante la sesión del sábado recorrimos proyectos de diversos despachos alrededor del mundo de la mano de Esther Torello de la revista Lightecture.

Sin darnos cuenta, el momento de presentar avances llegó y las sorpresas no pararon. Cada participante abordó (abordamos) el proyecto desde aristas distintas, algunos motivados por una identidad cultural, otros tantos por el desarrollo tecnológico, pero todos pensando en luz.

Mi turno se acercó cuando el reloj rondaba las dos de la tarde. No quedó más que soltar los nervios.

En términos generales, no puedo decir que a alguien le haya ido mal, solo estamos tratando de aprender a diseñar con un material complejo, un elemento que influye en la vida de cualquier persona: la luz.

Y les confieso que entre tanto nervio olvidé tomar una foto para esta crónica por eso dejo algunos dibujos que formaron parte de este primer proceso. Reafirmando además el compromiso de documentar este recorrido.

Transcurren ya las dos semanas para volver a trabajar. Ojalá que la próxima sesión podamos ver muchas maquetas que hacen tan felices a los profesores.

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