En el elegante y sofisticado restaurante Mee en Copacabana, la luz funge como un elemento vital para definir el ambiente y el espacio. Las burbujas traslúcidas son el punto esencial del diseño, formando una sofisticada cortina que se integra perfectamente en el proyecto original.
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Cliente: Copacabana Palace Hotel
Diseño de Iluminación: LD Studio Projetos de Iluminação/
Mónica Lobo, Daniele Valle, Daniela Meneghelli
Arquitecto: Carlos Boeschenstein
Fecha de finalización: 2014
Fotografía: André Nazareth
Colaboradores: Esferas traslúcidas: Fernando Vaccari
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El restaurante Mee ubicado en el Hotel Copacabana Palace, ocupa el lugar del antiguo “bar do Copa”, uno de los recintos más destacados del lugar. El elegante espacio cuenta con diferentes áreas: la sala central con un diseño adaptable; cabinas con sofás y mesas laterales; un espacio con mesas flexibles en un extremo del pasillo central; y el bar en el otro extremo.
Dos elementos son importantes: unas cortinas que separan la sala central de las zonas reservadas y las burbujas translúcidas ideadas por el diseñador de iluminación, quien buscando imitar la textura del caviar, creó una sofisticada cortina. Utilizando pocos elementos, pero con un ajuste adecuado para cada situación, el diseño de iluminación destaca en complejidad y flexibilidad, un elemento vital para definir el ambiente y el espacio.
En la sala central, por una exigencia de flexibilidad, se optó por una iluminación general suave a partir de downlights con luminarias halógenas dicroicas con haz de 60º y persianas reticuladas. Estos mismos elementos ajustables, incluidas las persianas, delimitan todo el restaurante con ángulos de haz que varían entre 24º, 36º y 60º, dependiendo de la situación.
Como las mesas son fijas en el interior de las cabinas, la luz se ha centrado con un haz de 24º. Sobre la pared de fondo se ha iluminado una imagen con la misma lámpara ahora con un haz de 36º. Y para completar el ambiente de intimidad, se instalaron lámparas en las esquinas que crean un efecto de “sala de estar” cómoda y familiar, aumentando la iluminación sobre las paredes.
Al fondo de la sala las mesas no son fijas. Sin embargo, por el hecho de que las cabinas son más pequeñas y reservadas, se optó por enfocar la luz sobre las mesas con un haz de 24º, porque si se cambia el diseño, las luminarias pueden ser redirigidas. La pared de fondo recibe luz rasante con barras de LEDs. Todo ello coronado con un clásico biombo japonés bañado por una luz dirigida de 24º, el cual crea un espacio de cordialidad.
En el lado opuesto de la sala, la barra del bar realza su relieve con una tapa de ónix translúcida e incrustaciones de oro, la iluminación no pudo faltar en este elemento, solo que ahora se eligió instalar nuevos sistemas sobre la tapa: las fluorescentes T12 fueron reemplazadas con T5; y las tiras de LEDs para el cuerpo fueron reemplazadas por nuevas tiras, ahora regulables.
Para la parte inferior del mostrador, se colocaron tiras de LED en el perfil de aluminio asimétrico y de los estantes. Y sobre los nichos centrales se incrustaron micro luminarias LED que emiten un poco de brillo dentro de las estanterías.
El contador que ya existía en el recinto se integró perfectamente al nuevo proyecto, el cual funge además como uno de los elementos más llamativos de la propuesta, ya que es justo en él donde se evidencia la cohesión con el bar original mediante las burbujas traslúcidas.
Un corte en el techo con fondo oscuro a modo de cuchillo en ángulo, permite que las burbujas floten en el aire. La iluminación de la red con lámparas de haz de 36º no se modificó debido a las propias burbujas: ya que para capturar un mejor efecto, la propuesta solicitaba demasiados ajustes de posición.
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