A fin de compartir conocimiento en torno a la iluminación, el festival de arquitectura Mextrópoli, organizado por la revista Arquine, realizó por segunda ocasión en conjunto con iluminet, la ruta “Luces de la Ciudad”, que consistió en brindar a sus asistentes un recorrido por algunos de los edificios más emblemáticos del centro histórico de la Ciudad de México para que observaran los diseños de iluminación del sitio y reforzaran algunos conceptos.
Todo comenzó en el Centro Cultural el Rule, donde se reunió una gran cantidad de personas interesadas en observar el estado los proyectos de iluminación del Centro Histórico. El primer sitio a apreciar fue el Palacio de Bellas Artes, donde Alejandro Vargas de Santiago, del despacho de diseño Avant Group, se encargó de dirigir el grupo y comenzó a hacer algunos apuntes sobre la luz de ese lugar:
Fue entonces cuando bajo la frase “ningún proyecto debe de ser juzgado como bueno o malo, ya que no sabemos las limitantes que se tuvieron para realizarlo o el objetivo a alcanzar”, el guía mencionó algunos conceptos a tomarse en cuenta al iluminar un espacio: en el palacio, el mármol blanco es el material con el que está elaborada la fachada, por lo que se tomaron consideraciones específicas al momento de diseñar el proyecto. Temperatura de color, ángulos de luminarios, uso de RGB e índice de deslumbramiento fueron algunos temas que Vargas de Santiago mencionó al apreciar el edificio del siglo XX.
Posteriormente, el grupo caminó sobre la Alameda Central, donde el guía hizo énfasis en la observación de las diferentes temperaturas de color brindadas por los luminarios del sitio, mismos que desde su colocación a la fecha han disminuido su nivel de iluminación. La ruta continúo hacia el Hemiciclo a Juárez, donde se recalcó el papel de la luz, que cumple la función de “alumbrar” el monumento.
El recorrido continuó para apreciar la iluminación del MUNAL y la Plaza Manuel Tolsá; allí se pudo observar a detalle la utilización de luminarios de diversas temperaturas para resaltar algunos detalles del edificio y del “Caballito” presente en el sitio. No obstante, algunos cambios en las temperaturas de la luz se deben también al uso de diferentes fuentes que en algún momento sustituyeron a las ya fundidas.
Antes de llegar al Zócalo capitalino, se hizo una parada de apreciación frente al Casino Español; en su fachada se pudo observar una combinación de temperaturas de color, algo de sombras y deslumbramiento a los peatones provocado por la dirección de los luminarios.
Para finalizar, el grupo llegó al último lugar; el Zócalo, donde se encuentran algunos de los edificios más importantes para la historia del centro, y donde los estudiantes de arquitectura pudieron contemplar una variación en torno a temperaturas de color, luminarios empleados y conceptos en cada uno de los edificios del cuadro principal.
Fue allí donde Vargas de Santiago ejemplificó lo especificado en la Carta de Taxco, que es una guía que contiene normas para la iluminación nocturna de monumentos y centros históricos: “En este cuadro podemos observar que los principales edificios cuentan con distintos proyectos de iluminación. Todos tienen diversos colores, temperaturas y luminarios. Comúnmente se deberían seguir las normas presentes en la guía mencionada, pero algunos trabajos simplemente obedecen a algunos gustos o presupuestos”, finalizó.