Con el propósito de producir eficiente de luz blanca para grandes áreas, se puso en marcha el proyecto europeo “Smart Nanostructured Semiconductors for Energy-Saving Light Solutions (SMASH)”, coordinado por OSRAM, que pretende desarrollar, mediante nanotecnología, nuevos emisores LED de luz blanca para dotar de iluminación general a grandes zonas urbanas, como viviendas y calles, principalmente.
SMASH cuenta con un presupuesto cercano a los 9 millones de euros y es coordinado por OSRAM, y su sede es Regensburg, Alemania; cuenta con la participación de la Universidad Politécnica de Madrid, a través del Instituto de Sistemas Optoelectrónicos y Microtecnología (de cuyo boletín obtuvimos esta información) y de otras instituciones, como Universita di Roma “Tor Vergata” (Italia), University of Kassel (Alemania), CEA-LETI, Minatec LETI (Francia), University of Bath (Reino Unido), Oxford Instruments Plasma, Technology Ltd OIPT (Reino Unido), Technical University, Braunschweig (Alemania), Paul-Drude-Institut Berlin PDI (Alemania), CRHEA-CNRS CNRS (Francia), Obducat Technologies AB (Suecia), MacDermid Autotype Ltd. (Reino Unido), e International Laser Centre (Eslovaquia).
La propuesta de SMASH es el uso de nanotecnología para la fabricación de nanoleds, con geometría cilíndrica de anchuras nanométricas (20 a 150 nm) y altura de una micra. Al respecto, Enrique Calleja, director del Instituto de Sistemas Optoelectrónicos y Microtecnología (ISOM) de la Universidad Politécnica de Madrid, explica que se trata de “crear bosques de nanoleds y conectarlos entre sí, algo que optimizaría su funcionamiento ya que, cada uno de estos elementos sería casi perfecto”. Estos bosques (matrices ordenadas) serían aún más eficientes que sus equivalentes “macizos”, tendrían una durabilidad de 50 a 100 mil horas (frente a las tres mil horas de una bombilla incandescente), y su consumo sería mínimo, ya que toda la energía eléctrica se utilizaría para emitir luz, sin producir calor.
El trabajo de los investigadores del ISOM es fabricar ese bosque de nanoleds de manera ordenada, ya que los emisores, además de ser idénticos, deben estar repartidos siguiendo un patrón geométrico que aumenta su eficiencia (efecto de cristal fotónico).
Otra de las finalidades de SMASH es evitar el uso de fósforos (conversores) en la fabricación de LEDs de luz blanca. La combinación de nanoleds con los colores fundamentales (rojo, azul y verde), fabricados en un proceso único, produciría un blanco controlable en función del peso de cada componente, un proceso aún complicado pero factible a corto-medio plazo, indica Enrique Calleja.
Reducir costos
Las dificultades actuales para la aplicación masiva de LEDs en iluminación general, no son solo de carácter tecnológico, sino también de índole económica. Resulta evidente que para reemplazar una tecnología ya existente, la nueva debe ser técnicamente mejor y más barata. Por ello el proyecto SMASH propone hacer un esfuerzo aún mayor para reducir el coste de estos nanoleds. En la actualidad, los LEDs comerciales se fabrican mediante técnicas complejas y sobre materiales caros, como el carburo de silicio o el zafiro. Para incrementar la rentabilidad de estos dispositivos, el proyecto SMASH plantea utilizar sustratos de silicio, un material barato y el más utilizado en la industria electrónica. “Con este proyecto creemos que será posible demostrar que se pueden aplicar estos dispositivos para iluminar áreas grandes con costes reducidos”, concluye el profesor Calleja.
SMASH es un proyecto financiado por la Unión Europea dentro del Programa Marco, 7PM, y está coordinado por OSRAM Opto Semiconductors GmbH (Alemania).
Información y fotos: Universidad Politécnica de Madrid