Soluciones de iluminación para tareas específicas (4)

Apoyada en investigaciones que toman en cuenta factores humanos e impulsada por la demanda en ahorro de energía, la iluminación para tareas específicas es un componente esencial para las soluciones de iluminación eficientes y efectivas para el lugar de trabajo

vistacansada

Curso ofrecido por Humanscale
por Karin Tetlow  (4 de 8)

Las necesidades de iluminación cambian a medida que envejecemos

Igual de importante que el hecho de que diferentes tareas requieren diferentes cantidades de iluminación es que las necesidades reales de iluminación son diferentes para cada persona.

Entre más envejecemos, más luz necesitamos para ver. Estudios realizados indican que el desempeño visual de quienes están en los 20 es aproximadamente ocho veces mejor de quienes están en los 60, casi cuatro veces mejor que quienes están en los 50. De hecho, las personas de 60 años requieren 250% más contraste que las personas que están en los 20.

La creciente necesidad de luz se debe a una serie de cambios fisiológicos en nuestro sistema visual, que se registran a medida que envejecemos. El término presbicia significa “ojo viejo” y es una condición visual que involucra la pérdida de la capacidad del ojo de enfocar objetos cercanos. Otro síntoma es la disminución de la capacidad del ojo de recibir luz. Generalmente, los síntomas son perceptibles a los 45 años de edad y continúan desarrollándose hasta que el proceso se estabiliza de 10 a 20 años después.

La vista cansada y los dolores de cabeza que la acompañan, pueden ser el resultado de trabajar bajo iluminación inadecuada y se agravan con el envejecimiento. La fatiga ocular puede causar visión borrosa y la luz tenue agrava el problema. La iluminación por tareas nos permite obtener los niveles de iluminación correctos, sin importar las necesidades de la tarea o de la visión, cambiando la distancia entre la fuente de luz y el objeto iluminado –más cerca para tener más luz, más lejos para contar con menos. También nos permite colocar correctamente el ángulo de la luz para eliminar el brillo y los reflejos del techo.

Opciones de lámparas y eficiencia energética

Las luces para tareas actuales utilizan uno de cuatro tipos de iluminación: incandescente, halógena, fluorescencia compacta o diodos emisores de luz (LED o iluminación de estado sólido), la cual trabaja haciendo correr electricidad por un chip fabricado con elementos químicos que lo hacen resplandecer. Las lámparas fluorescentes compactas iluminan más frío y han probado ser más eficientes en el uso de energía que cualquier otra fuente de luz. Una lámpara incandescente común o de halógeno trabaja calentando un cable de metal a una temperatura específica para iluminar. Esto requiere de altas temperaturas, cantidades de energía relativamente grandes, y hace que se caliente la superficie de la lámpara. De hecho, las lámparas de halógeno pueden alcanzar temperaturas de 1,800 grados Fahrenheit (982.22 grados centígrados) y, por lo tanto, han sido prohibidas de muchos dormitorios de universidades por el peligro que representan como riesgo de incendio.

Una lámpara fluorescente compacta es una lámpara de descarga eléctrica, de mercurio de baja presión, donde la capa de fósforo transforma la energía ultravioleta, creada por una descarga eléctrica, en luz visible. La lámpara fluorescente sigue siendo mucho más fría y utiliza menos energía que una lámpara fluorescente común o de halógeno, y emite la misma cantidad de luz.

La primera lámpara eléctrica práctica, desarrollada por Thomas Edison en 1879, convirtió menos de uno por ciento de electricidad en luz. Las lámparas incandescentes de uso doméstico actuales convierten entre 6 y 7 por ciento de la corriente que consume en luz. El resto se desperdicia en calor. Los sistemas fluorescentes de cuatro pies (1.219 metros) convierten aproximadamente 19 por ciento de su energía en luz.

Las lámparas fluorescentes compactas de la actualidad, de cinco pulgadas (12.700 centímetros) de largo, o menos, pueden ser 50 veces más eficientes que la lámpara original de Edison, y mucho más eficientes que una fuente de luz incandescente capaz de brindar la misma potencia luminosa. Por ejemplo, a una luz de tarea fluorescente compacta de 13 watts producirá la misma potencia luminosa que una luz incandescente de 60 watts, iluminará de manera más fría y consumirá solamente un cuarto de la electricidad.

Las necesidades de iluminación cambian a medida que envejecemos

Igual de importante que el hecho de que diferentes tareas requieren diferentes cantidades de iluminación es que las necesidades reales de iluminación son diferentes para cada persona.

Entre más envejecemos, más luz necesitamos para ver. Estudios realizados indican que el desempeño visual de quienes están en los 20 es aproximadamente ocho veces mejor de quienes están en los 60, casi cuatro veces mejor que quienes están en los 50. De hecho, las personas de 60 años requieren 250% más contraste que las personas que están en los 20.

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La creciente necesidad de luz se debe a una serie de cambios fisiológicos en nuestro sistema visual, que se registran a medida que envejecemos. El término presbicia significa “ojo viejo” y es una condición visual que involucra la pérdida de la capacidad del ojo de enfocar objetos cercanos. Otro síntoma es la disminución de la capacidad del ojo de recibir luz. Generalmente, los síntomas son perceptibles a los 45 años de edad y continúan desarrollándose hasta que el proceso se estabiliza de 10 a 20 años después.

La vista cansada y los dolores de cabeza que la acompañan, pueden ser el resultado de trabajar bajo iluminación inadecuada y se agravan con el envejecimiento. La fatiga ocular puede causar visión borrosa y la luz tenue agrava el problema. La iluminación por tareas nos permite obtener los niveles de iluminación correctos, sin importar las necesidades de la tarea o de la visión, cambiando la distancia entre la fuente de luz y el objeto iluminado –más cerca para tener más luz, más lejos para contar con menos. También nos permite colocar correctamente el ángulo de la luz para eliminar el brillo y los reflejos del techo.

Opciones de lámparas y eficiencia energética

Las luces para tareas actuales utilizan uno de cuatro tipos de iluminación: incandescente, halógena, fluorescencia compacta o diodos emisores de luz (LED o iluminación de estado sólido), la cual trabaja haciendo correr electricidad por un chip fabricado con elementos químicos que lo hacen resplandecer. Las lámparas fluorescentes compactas iluminan más frío y han probado ser más eficientes en el uso de energía que cualquier otra fuente de luz. Una lámpara incandescente común o de halógeno trabaja calentando un cable de metal a una temperatura específica para iluminar. Esto requiere de altas temperaturas, cantidades de energía relativamente grandes, y hace que se caliente la superficie de la lámpara. De hecho, las lámparas de halógeno pueden alcanzar temperaturas de 1,800 grados Fahrenheit (982.22 grados centígrados) y, por lo tanto, han sido prohibidas de muchos dormitorios de universidades por el peligro que representan como riesgo de incendio.

Una lámpara fluorescente compacta es una lámpara de descarga eléctrica, de mercurio de baja presión, donde la capa de fósforo transforma la energía ultravioleta, creada por una descarga eléctrica, en luz visible. La lámpara fluorescente sigue siendo mucho más fría y utiliza menos energía que una lámpara fluorescente común o de halógeno, y emite la misma cantidad de luz.

La primera lámpara eléctrica práctica, desarrollada por Thomas Edison en 1879, convirtió menos de uno por ciento de electricidad en luz. Las lámparas incandescentes de uso doméstico actuales convierten entre 6 y 7 por ciento de la corriente que consume en luz. El resto se desperdicia en calor. Los sistemas fluorescentes de cuatro pies (1.219 metros) convierten aproximadamente 19 por ciento de su energía en luz.

Las lámparas fluorescentes compactas de la actualidad, de cinco pulgadas (12.700 centímetros) de largo, o menos, pueden ser 50 veces más eficientes que la lámpara original de Edison, y mucho más eficientes que una fuente de luz incandescente capaz de brindar la misma potencia luminosa. Por ejemplo, a una luz de tarea fluorescente compacta de 13 watts producirá la misma potencia luminosa que una luz incandescente de 60 watts, iluminará de manera más fría y consumirá solamente un cuarto de la electricidad.

Fuente: Continuing Education Center

 

3 comentarios en «Soluciones de iluminación para tareas específicas (4)»

  1. En la descripción solo se hace la comparación entre lámparas incandescentes y fluorescentes compactas; Porque no se indica las tipo Led o inducción magnética realizando comparaciones similares con los respectivos lúmenes y tipos de lámparas?

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  2. Comparativo Genérico de Tipo de lamparas, y temas de edad, pero nada mas, ni un solo dato informativo sobre el titulo del texto

    Responder
  3. Un sinópsis muy abreviado de un articulo de originalmente 8 páginas y del año 2007, a su vez basado en estudios del 2004. No exactamente actual y por ello la mención marginal de la tecnología LED.

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