¿Qué sabemos de la temperatura de color y los cielos oscuros?

Los principales sensores para medir la contaminación lumínica son «daltónicos»

Por Pilar López

Nos dimos a la tarea de investigar la importancia y relación de la temperatura de color en la contaminación lumínica y básicamente encontramos que los investigadores hablan más sobre iluminacia y desperdicio lumínico que sobre temperatura; incluso los fabricantes limitan su respuesta ante el problema de contaminación lumínica al diseño de la luminaria.

Encontramos un estudio del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que muestra que los sensores más comunes para medir la contaminación lumínica en todo el mundo -Sky Quality Meter (SQM) y los satélites VIIRS y DMSP- tienen una limitación fundamental para trazar la evolución de la contaminación lumínica: son sensores “daltónicos” y no ven en color.

[box]

«Aunque las imágenes de iluminación nocturna que estamos acostumbrados a ver muestran color, se trata de una interpretación artística de imágenes en blanco y negro -señala Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía que encabeza el estudio-. Así, el recientemente publicado Atlas Mundial de la Contaminación lumínica solo representa la punta del iceberg, como los autores ya reconocían en el artículo, ya que fue calibrado principalmente con este tipo de dispositivos».

[/box]

Conforme avanzamos en la investigación seguimos encontrando referencia a la contaminación de los cielos por la luz, en general parece que el problema surge con el LED y su luz blanca brillante que deslumbró a especificadores y clientes.

Mucha gente no ha visto nunca la vía Láctea y no saben que, si el ambiente es oscuro, el cielo emite suficiente luz como para ver tu sombra.

Los nuevos modelos de propagación de la contaminación lumínica comienzan a tomar en cuenta factores que indican diferencias importantes en la temperatura de color ente las diferentes fuentes; siguiendo con nuestro ejemplo, el estudio de astrofísica muestra cómo el sensor más popular para trazar la evolución de la contaminación lumínica desde tierra, el SQM, podría estar dando valores iguales para una ciudad iluminada con sodio y otra con LEDs blancos de 3000 K cuando, en realidad, puede haber un 100% más de contaminación lumínica en el segundo caso, por tanto, “es fundamental controlar la temperatura de color ya que la fuente LED crea la falsa sensación de estar reduciendo la contaminación lumínica cuando en realidad la estamos duplicando», tal como señala Alejandro Sánchez. La recomendación apunta al uso de LEDs de tipo ámbar o temperatura de color inferior a 2200 K, lo que elimina el problema del LED blanco.

Siempre estaremos iluminados de manera natural por la luna y las estrellas en una noche clara pero, ¿de verdad podremos decir que alguna vez experimentaremos esa luz, o nuestra experiencia de iluminación es siempre artificial?

Imágenes de Cities at night


[box type=»shadow»]Ayúdanos con tus respuestas:

[one_half]Lo siento, no hay encuestas disponibles en este momento.[/one_half]
[one_half_last]Lo siento, no hay encuestas disponibles en este momento.[/one_half_last]
[/box]

Deja un comentario