La historia de la pintura
Leonardo Da Vinci pintó su obra maestra, La Última Cena, en el refectorio de la iglesia del Convento Dominicano, Santa María de la Gracia en Milán. El refectorio es una habitación rectangular con la obra de Da Vinci en la pared norte y la Crucifixión de Donato Montorfano enfrente, en la pared sur. La Última Cena fue comisionada a Da Vinci por Ludovico Sforza, Duque de Milán, y fue pintado entre 1494 y 1497, mientras la crucifixión de Montorfano, pintura que se encuentra en la misma habitación, está fechada en 1495.
Al pintar la Última Cena, Leonardo no confiaba en las técnicas tradicionales del fresco, ya que con ellas la pintura debía aplicarse rápidamente, mientras que el yeso se encontrara todavía húmedo. En su lugar, decidió experimentar con un nuevo método que le permitiera seguir perfeccionando los detalles de la pintura incluso después de que el yeso se hubiera secado. Además, Leonardo eligió pintar un mural porque él quería crear los efectos de luz que los artistas flamencos comenzaban a importar a Italia. Para lograr esto preparó la pared con un impermeabilizante y luego una cubierta hecha de una combinación de ingredientes que continúan siendo desconocidos y que tristemente son la causa principal del deterioro de la pintura, que comenzó a principios de 1500.
La solución de iGuzzini
El diseño del nuevo sistema de iluminación puede ser dividido en dos fases distintas: Las pruebas en laboratorio de las luminarias y la definición de las soluciones en el sitio. La primera fase fue conducida en el laboratorio de iluminación del Instituto de Conservación y Restauración (ISCR) con el objetivo de evaluar la distribución óptima del cada elemento.
La nueva iluminación se compone de siete luminarios iGuzzini Palco que han sido especialmente modificados para la última cena. Su diseño le permite obtener gran precisión en el haz y junto con las cortadoras de las luminarias, la luz es dirigida únicamente a la pintura. El software de iluminación DALI atenúa las luces a los niveles necesarios, aunque cada luminaria cuenta con una unidad de control iGuzzini que puede ajustar el flujo luminoso emitido.
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Al adoptar la pintura de La Última Cena, en 2015, iGuzinni expresa su compromiso de apoyar el legado cultural italiano al ofrecer tanto su “knowhow” como las luminarias para proyectos que involucran importantes piezas de arte de diversos tipos.
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Orientar las luminarias
El nuevo sistema de iluminación estaba enfocado en la necesidad de localizar la iluminación solamente en la superficie de la pintura. Esto fue hecho evitando iluminar las paredes de los dos lados de la pintura; así como el techo. Las luminarias están distribuidas de acuerdo a las instrucciones realizadas por un grupo de expertos entre los que está La Oficina de Patrimonio Arquitectónico de Milán.
El diseño está basado en el ánimo expresivo y la características del trabajo de Da Vinci. Esto exalta la perspectiva de la pintura perfectamente. En la pintura hay tres ventanas en el fondo. Desde la perspectiva del espectador, la pared derecha es más brillante, indicando la afluencia de luz del día y la posición del sol. Por lo tanto, esto significó que esta parte de la pintura necesitaba iluminarse con más intensidad. El flujo luminoso de cada bañador ha sido ajustado para crear una visibilidad óptima en cumplimiento con los límites estipulados de iluminación.
“Era como pintar con luz”, dijo Piergiovanni Ceregioli, director del Centro de Investigación de iGuzzini. “Estuvimos aquí con un ordenador, todos los accesorios estaban vinculados a la computadora y nos decían ‘un poco más de esto, poco más de eso’. Nosotros encontrábamos una solución, nos deteníamos, salíamos, regresábamos, cambiábamos algo, íbamos afuera otra vez… fue un ping pong”.
El sistema consiste en tres grupos de luminarias, cada una dirigida a un área específica de la pintura. El grupo de luminarias a la orilla izquierda cubre el área de la derecha de la pintura y viceversa. Cada grupo incluye un bañador (con un reflector de 28 grados de haz medio) que crea una base general de luz y un segundo bañador que es dirigido a las figuras y a la mesa. Esto logra un alto grado de uniformidad en la pintura mientras que mantiene el nivel de la iluminación dentro de los límites establecidos y verificados para su conservación por el Alto Instituto Italiano para la Conservación y la Restauración, el director del Centro del museo regional de Lombardy y otras instituciones involucradas.
Los colores de la Última Cena
La calidad espectral de los LEDs fue definida evaluando la superficie de la pintura en una serie de tests que involucraban la activación de cuatro proyectores Palco con un rango diferente de composiciones de LEDs. De los cuales todos pertenecían a las últimas generaciones de LEDs de Chip on Board, probados de antemano en el laboratorio ISCR, y el proyector con mejor equilibrio cromático terminó por ser el que tenía una temperatura de color de 3384K.
La temperatura de color ha cambiado de 4200 a 3800 K y el índice de rendimiento de color es de 95. La composición precisa del color del nuevo sistema ha sido adaptado para llevar a cabo los matices particulares de la pintura. Hubo un hincapié especial en la representación de los rojos y los tonos de piel; que suelen parecer deslavados cuando se iluminan con luces LED de baja calidad.
“Tenemos una temperatura de color de 3800K, pero parece de 3200K porque puedes ver los colores cálidos, son tan profundos” dice Piergiovanni Ceregiolo de iGuzzini, el diseñador detrás del plan. Él describe los resultados del proyecto como “realmente fantásticos”.
Se hicieron pruebas para detectar la reflactancia de ciertas áreas cromáticas de la pintura; así como un test de envejecimiento en los pigmentos usados en la restauración. Los valores de evaluación termográfica y espectroscópica salieron 30 veces más bajos de los niveles estipulados por las normas italianas y europeas para obras de arte de alta sensibilidad. Además, los nuevos sistemas de iluminación mejoraron la eficiencia energética más del 80%. En cinco áreas diferentes de la pintura se desarrollaron pruebas con la intención de establecer puntos específicos en los cuales medir la espectocolorimetría. Esto resulta sumamente funcional en el futuro para identificar alteraciones en la pintura.
Una vez definido el equilibrio cromático, se hicieron evaluaciones para considerar la conservación. Todas las medidas tomadas indican que los nuevos sistemas han logrado una mejora radical en la disipación del calor. La considerable reducción del calor disipado por la habitación gracias al nuevo sistema de iluminación tendrá un efecto extremadamente positivo en la estabilidad del área de visualización.
De cualquier forma, la posibilidad de extender las horas de apertura gracias a estas mejoras, no depende solamente en la dosis anual de luz (lux/hora/año) esto está basado en los niveles de iluminación registrados en la pintura, pero también en otros parámetros medioambientales (tales como polvo y contaminación). Así que antes de decidir si se extenderían las horas de visita se requiere de un periodo de prueba para monitorear los efectos en el microambiente.
En cuanto al área pública…
Antes, las luminarias Cestello instaladas en la habitación tenían lámparas de halógeno de bajo voltaje R111 alimentadas a 10.5 voltios y 3.7 A, lo que equivale a un total de 38 watts para cada ensamble óptico. Ahora, estas lámparas de halógeno han sido reemplazadas con conjuntos ópticos con LEDs multichips de 20 watts.
La reducción general del calor ha tenido un efecto positivo en mejorar la eficiencia y el consumo de energía del sistema de aire acondicionado. La reducción del calor en los ensambles ópticos individuales también ha reducido el movimiento del aire por convección y la carbonización de las partículas de polvo en suspensión.
El test térmico comparativo indicó que las luminarias Palco eran ligeramente más frías que las luminarias fluorescentes que se usaban previamente (como 4 grados menos que el sistema anterior), pero más importante que eso el intercambio de calor en general es mucho menor debido a que la masa de la lámpara también es menor.
Nuevo sistema de iluminación también para la Crucifixión de Montorfano
Se creó un sistema óptimo de iluminación para la obra maestra de Montorfano, usando tres ensambles ópticos para cada uno de las dos luminarias Cestello ubicadas en las paredes de los lados. Estos crean un flujo cruzado que distribuye uniformemente la luz en toda la pintura. La cantidad y dirección del flujo de luz ha sido ajustada de forma precisa para que las grietas y los baches en las paredes fueran menos obvias. Todos los ensambles ópticos fueron apuntados definitivamente, asegurándolos con tornillos para que no se movieran durante la limpieza.
Rutas de acceso
En las pistas de acceso que pasan a través de los claustros y dentro de las habitaciones donde se encuentran las pinturas se mantuvieron las antiguas luminarias Cestello, pero así como en el área pública de La Última Cena, con la intención de reducir el calor producido, las lámparas de halógeno de 30 x 50 fueron reemplazadas con el mismo número de ensambles de LED ópticos de 11 watts por lo que el consumo se redujo en un 78 por ciento.