De acuerdo a la X Bienal de Astronomía, que se celebra en Valencia (España) hasta el 13 de julio de 2012, esta ciudad es el ejemplo de lo que no se debe hacer en alumbrado público, pues es una de las más iluminadas del mundo.
Según los expertos de la Sociedad Española de Astronomía (SEA), cada valenciano consume 137 kilowatios/hora, un gasto que duplica el de los habitantes de Madrid o Barcelona, y cuatro veces más que algunas ciudades alemanas u holandesas.
Los astrónomos reunidos en Valencia aprecian que el panorama en los últimos diez años ha ido cada vez a peor, y pusieron como ejemplo el crecimiento de gasto de alumbrado público, que se sitúa entre un 4% y 5% anual, mientras que el crecimiento de la población es de un 0,7%.

Este consumo excesivo de iluminación genera una enorme contaminación lumínica, y desde el punto de vista energético significa un derroche de dinero, problemas de salud para el ciudadano y un fuerte impacto medio ambiental. Así lo señaló Jaime Zamorano, experto de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que participa junto a otros 300 expertos en este congreso.
Destacó, en primer lugar, la masiva presencia de farolas tipo globo o esfera, que iluminan en todas direcciones, cuando lo adecuado es instalar aquellas que iluminan en dirección al suelo, porque toda la luz que se emite hacia arriba se pierde.
Además, muchas de ellas están instaladas en las propias fachadas o de forma que la luz penetra en las viviendas. Esta circunstancia además supone que los inquilinos tengan que dormir con las persianas cerradas con los consecuentes trastornos de sueño.
Zamorano explicó que las farolas que iluminan las fachadas de las casas obligan a sus inquilinos a dormir con las persianas cerradas, ya que el cuerpo humano debe segregar la hormona melatonina para regular el ritmo día-noche; “pero si a los receptores del cuerpo les llegan estímulos y perciben que es de día, el resultado es que no hay un buen descanso y la persona se despierta con la misma sensación física de un jet lag.
“Si la iluminación de un parque a las tres de la mañana te permite leer una novela, es una iluminación que no tiene ningún sentido”, puntualiza Zamorano.

Desde 2009 existe una legislación para regular la iluminación urbana que prohíbe el uso de estas farolas globo, “pero al existir un período de adaptación que finaliza en 2014, los ayuntamientos, a causa de la crisis y de la poca aceptación popular que tendría una decisión de este tipo, no están tomando decisiones concretas”.
Zamorano ha destacado la necesidad de una concienciación ciudadana sobre este problema porque muchas veces la propia población no ve con buenos ojos una reducción de la iluminación nocturna de las calles.
Sobre el uso lámparas LED, el profesor de la Universitat de València, Enric Marco, señaló no es la mejor opción e incluso puede ser perjudicial a la salud, porque para crear luz blanca tienen un componente azul que inhibe la segregación de melatonina. “Aunque algunos ayuntamientos las prohíben, otros no”.
Con información de lasprovincias.es
se deberia hacer mas enfasis en los niveles de iluminacion (luxes)
de los jardines y parques, ya que en muchos se esta exediendo, hasta llegar a los extremos de deslumbramiento, y por consiguiente de despilfarro de energia ( luminica)
Según la X Bienal de Astronomía, Valencia es una de las ciudades peor iluminadas de España y del mundo.