La velocidad de la luz, en espacio abierto, es continúa, según la teoría de la relatividad postulada por Einstein, y viaja a 299,792,458 metros por segundo. También se sabe que al atravesar material como agua o cristal, la luz disminuye su velocidad y la recupera una vez superado dichos materiales.
Recientemente, científicos de las Universidades de Glasgow y Heriot-Watt, en Escocia, publicaron en la revista Science Express los resultados de un experimento en el que lograron ralentizar la velocidad de la luz; un hecho que podría cambiar la forma en que la ciencia entiende la luz actualmente, a decir de los propios científicos.
La doctora Jacqueline Romero, y el doctor Daniel Giovanni, junto con otros colaboradores de la Universidad de Glasgow, construyeron una especie de “pista de carreras para fotones”, donde el componente principal es un dispositivo de cristal líquido controlado por software: “una máscara“ por donde se enviaron fotones, y una vez atravesado dicho dispositivo volvían al espacio abierto con una velocidad menor a la conocida como absoluta, la de Einstein. Se hizo un comparativo con dos partículas de luz, una atravesaba el dispositivo, y la otra no, para determinar que efectivamente la primera disminuyó su velocidad.
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La explicación a esto es que la máscara forzó a cambiar la forma de la luz: “la máscara crea un patrón en el haz, y demostramos que esto es lo que hace más lento“, explicó Miles Padgett, también de la Universidad de Glasgow. Sin embargo, siendo el fotón una partícula no sería posible “imponerle un patrón”, la solución a este inconveniente proviene de la cualidad física de la luz llamada “dualidad onda-partícula“, es decir, su capacidad de comportarse como partícula y como onda. Es de esa manera en que fue posible alentar su velocidad, la partícula que pasó por la máscara salió de ella siendo una onda.
“Lo que hace diferente a nuestro experimento (…) es que en vez de observar un pulso de luz que tiene muchos, muchos, muchos fotones, nos concentramos en un único fotón“, señaló Padgett. A pesar de que la diferencia en la velocidad es mínima, apenas unos millonésimos de un metro, y el resultado interesa por el momento al mundo de la física, los científicos no descartan la posibilidad de una posible aplicación práctica a futuro.