Por J. Carlos Hernández
William M. C. Lam, destacado defensor de los proyectos arquitectónicos con carácter cualitativo, fue uno de los arquitectos que contribuyó al desarrollo de los conceptos de la iluminación arquitectónica hoy aún vigentes. Propuso un diseño que considerara la psicología de la percepción, más que los aspectos cuantitativos, una característica que lo mantuvo en constante discusión con la ingeniería.
Lam nació en 1924 y creció en Honolulu, Hawái, hasta 1941, año en que se mudó a Cambridge. Formó parte de las Fuerza Area de Estados Unidos. Egresó de la carrera de Arquitectura del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Su trabajo e ideas están influenciados por el modernista finlandés Alvar Aalto. Después de graduarse, Lam diseñó una lámpara de cuello de cisne que catapultó su carrera al permitirle crear su propia empresa, el diseño fue acreedor de varios premios.
En 1959 su compañía fue comprada por Philips, y Lam comenzó su trabajo como consultor de iluminación arquitectónica y diseño urbano. Cuenta con innumerables publicaciones, sin embargo, muchos de los conceptos aplicados en su labor están plasmados en el libro “Perception and lighting as formgivers for architecure”.
William Lam introdujo la idea de que la iluminación debe ser considerada junto con el diseño arquitectónico desde el principio del proyecto, y no al final, como un mero adorno. En la década del 70 elaboró un catálogo de criterios, y un glosario para la descripción contextualizada del diseño, y postuló dos grupos de criterios para su elaboración: “activity needs”, que describe las necesidades dentro de un entorno visual para las actividades en él; y “biological needs”, que toma en cuenta las consideraciones psicológicas del entorno visual.
El primer grupo busca una iluminación funcional que ofrezca las condiciones necesarias para desempeñar determinadas actividades, ya sea por trabajo o por ocio. Lam promovió ambientes diferenciados según cada tipo de espacio, más que una uniformidad en la totalidad de éste, así lo describía: “un buen ambiente luminoso nos ayuda a hacer lo que queramos hacer y nos hace sentir bien mientras lo hacemos. Aunque suene muy simplista, esta declaración resume el verdadero objetivo del diseño de iluminación que ofrece un espacio confortable, agradable, tranquilizador, interesante y funcional para la gente que lo habita”.
El segundo grupo considera que “la percepción humana es un proceso activo de búsqueda de información que implica muchos mecanismos en el ojo y el cerebro, algunos conscientes y otros inconscientes… dirigimos nuestra atención voluntaria a elementos del entorno visual que nos proporcionan información que necesitamos para llevar a cabo nuestras actividades”. Por ello, Lam identifica las necesidades de una orientación espacial precisa: de entradas, salidas, escaleras, pasillos, así como de la definición de las funciones del espacio: recepción, almacén, oficina… Esta orientación también hace referencia a otros aspectos de tipo intangible como el tiempo o las condiciones del clima, dado que en espacios cerrados el entorno se percibe como un opresor que priva de información externa.
Lam también propuso otro grupo de necesidades psicológicas que hacen referencia a la comprensión de estructuras circundantes, en el que es necesaria la visibilidad de todas las áreas que comprenden un espacio determinado para dar al usuario la sensación de seguridad. Esta visibilidad abarca, por ejemplo, los pasos subterráneos o los pasillos de grandes edificios o zonas sobreiluminadas, que pueden dar la impresión de riesgosos. Esta característica no sólo toma en cuenta la iluminación de los espacios, sino de la propia construcción, el cual debe ofrecer un entorno ordenado donde la información de la estructura arquitectónica sea reconocible por el usuario.
Otro grupo de criterios que Lam desarrolló hace referencia a la necesidad del usuario de tener información sobre el espacio en que se encuentra, sin perder privacidad, donde no haya total aislamiento o exposición pública.
Estos conceptos, junto a otros, han ayudado a configurar uno mayor sobre el diseño de iluminación pensado en el usuario, tomando en cuenta aspectos más allá de lo técnico, asimismo asigna a la iluminación un lugar determinante en la arquitectura, algo que podría parecer lógico si se piensa que a la profesión se le denomina “diseño de iluminación arquitetónica”.
Algunos de los trabajos realizados por Lam incluyen el metro de Washington, el Centro de Convenciones de San Diego, el aeropuerto de Denver, y el Centro de Gobierno de Manila, así como varios hoteles de Shanghai y edificios de la Universidad de Stanford. William M. C. Lam falleció en abril de 2012 mientras dormía en su casa.
Referencias:
William M. C. Lam. “Perception and lighting as formgivers for architecure”.
Erco. Guía básica de iluminación.