Una búsqueda por sacar el mayor provecho de la luz natural que contrasta con lo acostumbrados que podemos llegar a estar a su abundancia, por tal motivo llegar a darlo por hecho.
En países nórdicos el diseño de iluminación ha desarrollado a través del tiempo una estética en la que el eco sobre la escasa iluminación natural durante el invierno y los largos días de verano se encuentran reflejados, de modo que la propia estética de la región revela muchos de los elementos más importantes de la luz y su significado para los habitantes de estos países.
Entre la forma en que se plantean los proyectos de iluminación en países nórdicos, en comparación con los proyectos de países latinoamericanos existen algunos puntos claves que por más que respondan a las mismas necesidades teóricas (acerca de la funcionalidad, la generación de sensaciones, etc.) ambas prácticas del diseño demuestran una gran variedad de materiales y soluciones adecuadas dentro de su propio entorno, únicas y relevantes dentro de su propio contexto.
Mientras que la práctica de la iluminación en países nórdicos es principalmente reconocida por mantener una estética simple y una paleta de colores austera; por otro lado, el diseño de iluminación arquitectónico que se realiza en zonas geográficas más cálidas, en general permanece como un eterno contraste.
En primer lugar y acerca del diseño de iluminación en países nórdicos, éste es sobre todo acerca de la practicidad, funcionalidad y las necesidades del día a día.
Por el contrario, a lo largo de los años el diseño de iluminación -una disciplina relativamente nueva en países latinoamericanos-, se ha ido adaptando a la búsqueda de una identidad, pero adaptándose a elementos provenientes de las tradiciones del diseño europeo.
En cuanto al diseño de iluminación nórdico, éste destaca por su óptimo balance entre función, estética y sostenibilidad, es decir: se trata de algo que viene de la mano con el estilo y la vida diaria de la gente. Por tanto, no se trata solo de simplicidad o de lujo, sino de la idea de priorizar la funcionalidad en bienestar de las personas.
En cambio, un enfoque muy distinto es el que proviene de zonas con clima cálido, en donde la paleta de colores suele ser más variada, tanto por el entorno natural, como en relación con el tipo de actividades a las que se destina. En este punto, algunos diseñadores podrían afirmar que las soluciones de diseño de iluminación para climas cálidos, por ejemplo, en México o países latinoamericanos, es mucho más rica en matices y posibilidades.
La fuerte tradición que recibe del diseño escandinavo en cuanto a la estética minimalista y la funcionalidad (tanto en cuestiones de ahorro energético y cumplimiento de estándares y normativas; como acerca de la percepción del ambiente) también es característica del diseño de iluminación nórdico.
Y no es que en países latinoamericanos el diseño de iluminación no se ocupe de cumplir normativas, sin embargo el planteamiento puede ser más creativo en comparación con la práctica de países nórdicos. Además, en cuanto al diseño de iluminación en países latinoamericanos, éste se trata principalmente de explotar los elementos del paisaje, en el que los juegos de sombras, la interacción muros, fuentes y vegetación trazan el camino para la implementación de la luz.
Asimismo, acera del diseño de iluminación latinoamericano es muy evidente un acercamiento más diverso en el tema funcional: a través de los materiales y los volúmenes la luz puede ser más natural o más artificial según se busque. Además, es más marcado el empleo de elementos arquitectónicos como muros, galerías, patios, porches, claraboyas, etc.
En conclusión, se trata de dos formas distintas de solucionar las necesidades lumínicas de las personas, y sin que una sea restrictiva o exclusiva dentro de un contexto, sin duda las condiciones geográficas y climáticas de cada región, además de la diversidad cultural, siempre son aspectos que enriquecen las distintas prácticas del diseño de iluminación.