El juego de las luces

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Por Mayte Arquer

Quienes estamos en el medio del diseño de iluminación, profesamos distinguir, provocar y reaccionar ante un inseparable juego de luz y sombra; nos atrae una exquisita coyuntura de contrastes y buscamos controlar intensidades para tener una gama de jerarquías; nos deleitan los transfinitos juegos de atmósferas y el impacto hacia los que se atreven a gustar de su observación sensible y funcional; en repetidas ocasiones nos encontramos ante un tablero y necesitamos de mucha entereza para cada movimiento, algunas veces nos toca salir con “la caja de muerto(1)”, en ocasiones preferimos enrocar(2), algunas veces sacamos nuestro mejor “tirito(3)” e incluso cedemos a un jaque(4) para evitar el “mate(5)”.

Así, con un incesante vaivén de movimientos, nos vemos inmersos en un juego o ejercicio, que puede ser tanto recreativo como en algunos casos competitivo, sometido a reglas técnicas, estéticas, administrativas, éticas y sociales, tan flexibles como cada proyecto, producto, usuario y diseñador lo determine. Pero cuando se institucionalizan e integran artística y formalmente, en una entrega más profunda que la propia profesión, el juego pasa a llamarse deporte y para algunos puede llegar a ser uno “extremo”.

Quiero iniciar esta colaboración invitando a los lectores a recordar que “la vida es un juego(6)”, que “hacen falta cosquillas para serios y pensar despacio para andar deprisa(7)” e invitarlos simplemente a jugar por jugar(7).

Referencias:

(1) Frase popular en el dominó cubano para designar a la ficha con doble 6, también considerada “la ficha
maldita”.
(2) De enrocar1 y -e. 1. m. En el juego del ajedrez, movimiento defensivo en que el rey y la torre del mismo bando cambian simultáneamente su posición. Único movimiento en el que se mueven 2 piezas en la misma jugada.
(3) Originalmente se trataba de una canica de color sólido y opaco que se prefería para tirar ya que era más resistente a los impactos, más adelante con la mejoría de los materiales usados en las canicas se podía elegir como tirito incluso canicas multicolores que regularmente eran las más propensas a fragmentarse en un impacto. Un buen tirito es inseparable de su dueño, la mejor canica del jugador.
(4) Expresión con la que se avisa al contrincante de que su rey está amenazado.
(5) Así se denomina a la jugada que da fin al juego y que supone la obtención de la victoria para aquel que la logró ejecutar por haber capturado al rey.
(6) Parte de la famosa frase de la Madre Teresa de Calculta.
(7) Fracción de la canción “Jugar por jugar” del cantautor Joaquín Sabina.

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